El nuevo Gobierno holandés, fruto del pacto entre el Partido Liberal (VVD) del primer ministro en funciones, Mark Rutte, y los laboristas del PvdA, han presentado sus planes de gobierno, entre los que se incluye la imposición de un código deontológico a los banqueros que supone el mayor control hacia ellos de la historia.

Este código deberá ser cumplido o de lo contrario podrían enfrentarse a sanciones. Además, los banqueros holandeses no podrán vender productos financieros de riesgo o beneficio dudoso para sus clientes como las hipotecas basura.

Otra de las medidas atañe a las polémicas bonificaciones. En Holanda ya no podrán superar el 20% del salario del banquero. Por otro lado, aquellas organizaciones que estén financiadas por el Estado tendrán prohibido especular.

El nuevo Ejecutivo aplicará un ajuste presupuestario adicional de 16.000 millones de euros durante los próximos cuatro años. "Todo el mundo notará este paquete de medidas", declaró el primer ministro en funciones Mark Rutte, que repetirá en su cargo.

"Este acuerdo tendrá un fuerte impacto para todos en Holanda", coincidió Diederik Samsom, el líder socialdemócrata, quien especificó que a pesar de ello, la nueva política de la coalición de centro izquierda entrante "tiende puentes entre el VVD y el PvdA pero también, entre ricos y pobres".

Ambos políticos indicaron que los recortes, que se suman a otro paquete de 18.000 millones de euros aprobados por el anterior Gobierno, son necesarios para mantener el déficit público bajo la norma del 3% del producto interior bruto (PIB) que exige Bruselas.

Holanda defiende esa norma con firmeza en la Unión Europea como requisito que deben cumplir todos los países en la eurozona. Rutte reconoció que una de las mayores concesiones hechas por su partido ha sido ceder en la rebaja de los beneficios fiscales para las hipotecas sobre viviendas.

El pacto significa además que las cuotas a la seguridad social se aplicarán de modo más proporcional a los ingresos, a la vez que se suprimen los beneficios fiscales sobre gastos sanitarios.

Además, se aplicará un recorte de 1.000 millones de euros a la cooperación para el desarrollo, se rebaja el tiempo de la prestación de desempleo y las becas a estudiantes universitarios se sustituyen por préstamos de bajo interés.

A la vez, el Gobierno entrante invertirá en la formación de profesores y en investigación para el desarrollo, según anunciaron Rutte y Samson.

En materia de inmigración habrá una amnistía parcial para los inmigrantes ilegales menores de edad que estén arraigados en el país y se endurecerán los requisitos para recibir ayudas sociales, explicaron los líderes.

A pesar de las diferencias en sus programas políticos, los liberales y los laboristas han consensuado sus puntos de vista en menos de 50 días, un tiempo récord teniendo en cuenta que en Holanda las negociaciones para formar coaliciones de Gobierno suelen prolongarse durante meses.

Los líderes reconocieron que ya está decidido quién ocupará cada cartera ministerial, si bien solamente han revelado que el joven laborista y exconcejal del Ayuntamiento de Amstedam, Lodewijk Asscher, de 38 años, ocupará la vicepresidencia del Gobierno.

Según los medios de comunicación holandeses, el Ministerio de Defensa tendría por primera vez en Holanda una mujer a la cabeza, la diputada liberal y antigua europalamentaria Jeanine Hennis.

Otras medidas llamativas anunciadas por el nuevo Gabinete holandés son las siguientes: