Artur Mas, el continuo ascenso del político habituado a ganar

  • Es el candidato de CiU a la presidencia de la Generalitat de Cataluña.
  • Economista de formación y barcelonés, está casado y tiene tres hijos.
  • Ha adelantado los comicios tras la legislatura más corta del Parlament.
  • Si gana las elecciones, intentará convocar una consulta sobre la independencia.
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El presidente de CiU, Artur Mas, en la actualidad y en una imagen en blanco y negro de su infancia.
El presidente de CiU, Artur Mas, en la actualidad y en una imagen en blanco y negro de su infancia.
CiU
El presidente de CiU, Artur Mas, en la actualidad y en una imagen en blanco y negro de su infancia.

"Ningún ejército puede detener la fuerza de una idea cuando llega a tiempo". No es una frase de Artur Mas (Barcelona, 1956), sino de uno de sus poetas franceses favoritos, Víctor Hugo. El candidato de Convergència i Unió (CiU) a la presidencia de la Generalitat catalana en las elecciones del 25 de noviembre ha ganado todos los comicios autonómicos a los que se ha presentado, aunque no acabara gobernando, pero ganar ahora y por una amplia mayoría podría suponer un paso importante, quizás el definitivo, hacia la independencia de Cataluña.

Trabajador, constante y autoexigente. Así se autodefine el que fue eterno heredero de Jordi Pujol y quien no dejó de ascender desde que llegó a la política en 1987, empezando como concejal del Ayuntamiento de Barcelona y acabando por convertirse en presidente número 129 de la Generalitat. Considerado como el candidato perfecto, de manual, Mas asegura que lo más importante en su vida, lo que está por encima de todo, es su familia.

Sus raíces maternas están relacionadas con el sector textil de Sabadell y las paternas, con la industria metalúrgica de Poblenou. Fue el primogénito, el mayor de cuatro hermanos, y estudió en el Liceu Francés y Aula Escuela Europea, dos prestigiosos colegios privados de la capital catalana donde aprendió desde niño francés e inglés, idiomas que domina junto al catalán y el castellano. Haciendo honor a sus orígenes, estudió Ciencias económicas y empresariales en la Universidad de Barcelona y en 1979, nada más licenciarse, empezó a trabajar, primero en un grupo dedicado a la producción de material logístico y de elevación, y después, dirigiendo una sociedad de inversiones.

El año 1982 fue clave en su vida, ya que dio tres pasos decisivos. Se casó con Helena Rakosnik, con la que tiene tres hijos: Patrícia, Albert y Artur. Se afilió a Convergència Democràtica de Catalunya (CDC). Y se vinculó, por primera vez, con el sector público como jefe del servicio de Ferias y como director de promoción comercial de la Conselleria de  Comercio, Turismo y Consumo.

Conocido como Arturu por sus íntimos, su ascenso en la vida política fue vertiginoso. En 1987 se presentó a las elecciones municipales en Barcelona y fue elegido concejal, en 1995 se convirtió en diputado del Parlament y conseller de Obras Públicas, y solo dos años más tarde cambió su cartera por la de Economía. En 2000 fue nombrado portavoz del Gobierno catalán y en 2003, conseller en cap.

No hay duda de que tiene cara de ganador. Su alter ego en el programa de sátira política Polónia, de TV3, la televisión pública catalana, se llama guapo a sí mismo. Y es que Mas ha ganado todas las elecciones autonómicas a las que se ha presentado. En 2003 logró 46 escaños y en 2006, 48, pero los gobiernos tripartitos del PSC, ERC e ICV-EUiA le impidieron gobernar. Ni siquiera esos largos años en una oposición no merecida consiguieron doblegarlo y a la tercera fue la vencida. En 2010 obtuvo una amplia mayoría de 62 escaños, que lo convirtieron, un 23 de diciembre, en el presidente 129 de la Generalitat de Cataluña. Ese día, en su discurso de investidura, ya reinvindicó un nuevo modelo de financiación.

Leer a poetas franceses como Charles Baudelaire, Paul Verlaine o Víctor Hugo, y la historia de España son algunas de las aficiones de Mas, que en 2006 confesaba ser una nacionalista "tolerante y moderno", pero integrado en el conjunto del Estado, y hoy quiere encaminar a Cataluña por la senda de la independencia, un proceso que califica como "la decisión más trascendental de los últimos tres siglos". De hecho, fue ya hace seis años cuando acordó con el entonces presidente del Gobierno José Luis Rodríguez Zapatero incluir el término "nación" en el preámbulo del nuevo Estatuto de Autonomía de Cataluña.

Ante la llegada de la crisis, el político catalán fue el primero en poner en marcha numerosos recortes, en educación, en sanidad, en la nómina de los funcionarios, en la renta mínima de inserción y creando el euro por receta. La dureza de estos ajustes fue respondida con numerosas manifestaciones en contra de su gestión donde los ciudadanos, indignados, lo rebautizaron con el sobrenombre de Artur Manostijeras. Además, eliminó el impuesto de sucesiones, que ya solo pagaban los patrimonios más elevados, por lo que se dejaron de ingresar en las arcas públicas unos cien millones de euros. Ésta es la única promesa electoral que cumplió.

La grave crisis económica y social, la manifestación multitudinaria del 11 de septiembre a favor de la independencia y la negativa de Rajoy al pacto fiscal son tres razones de peso que han convergido en una sola apuesta: sujetar la bandera del independentismo, una decisión que, sin duda, va a marcar su futuro para siempre.

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