La desafección hacia la política tradicional lanza a cada vez más valencianos a crear asociaciones

  • Ahora hay un 20% más de plataformas que en 2008.
  • Los sociólogos creen que en momentos de crisis hay más sensibilidad social.
  • Ven un hartazgo hacia instituciones, partidos, sindicatos...

Las últimas encuestas revelan una desconfianza cada vez más pronunciada de los ciudadanos hacia las instituciones políticas tradicionales en un contexto de crisis económica, paro galopante y recortes en servicios sociales. Sin embargo, parte de ese descontento está encontrando en el asociacionismo una salida para las inquietudes de muchos ciudadanos que no se resignan a quedarse al margen de su realidad social.

Un indicador claro es el Registro Autonómico de Asociaciones de la Conselleria de Justicia y Bienestar Social, en el que ya figuran inscritas 48.493 de estas entidades, un 20% más que en 2008, cuando empezó la crisis económica.

Las más numerosas son las de tipo cultural, que han pasado de 12.363 a 15.033 en los últimos tres años. También registran incrementos significativos las de participación social, que pasan de 8.597 a 10.434 y las de asistencia social, que llegan a 2.985. Otros grupos destacados son las de aficionados y recreativas (5.337) y las de voluntariado (1.985).

El boom asociativo procede, según la profesora del Departamento de Sociología y Antropología Social de la Universitat de València María Albert, de la década de los noventa. Desde entonces, el crecimiento asociativo no ha parado de crecer, pero “parece que ahora de forma más exponencial”, explica.

La hipótesis que expuso en su tesis doctoral sostiene que este fenómeno se debe a una multitud de factores y que las categorías (sociales, de participación, culturales...) dependen del tipo de destinatario. “La desafección política es uno de esos factores, pero no el único”, añade.

“Necesitamos participar”

La profesora Albert sostiene que las personas “necesitamos participar y queremos hacer cosas con nuestro tiempo libre y, a la vez, cada vez desconfiamos más de que otros lo hagan por nosotros” en un contexto de crisis y recortes. “Una de las características principales del asociacionismo es la sociabilidad: quien se apunta a una asociación está porque quiere y hace lo que le gusta de buen rollo”, argumenta. El secretario autonómico de Justicia, Antonio Gastaldi, ve el asociacionismo como “una forma más de participación ciudadana y uno de los fundamentos de la convivencia cívica”.

Las fallas como alternativa social

El tejido asociativo valenciano no se entiende sin las comisiones falleras, que conforman una de sus categorías principales. El profesor de Sociología de la Universitat de València Gil Manuel Hernández explica que, en anteriores momentos de crisis como en los años veinte, la posguerra o la década de los setenta, en Valencia se crearon más fallas. “La crisis es como un acicate para buscar la sociabilidad, que se junta con la desafección hacia las instituciones tradicionales”, argumenta. Todo ello en un ambiente “intergeneracional e interclasista, que integra también a los inmigrantes”.

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