El Museo de la ciudad acoge una exposición que conmemora los 800 años de la creación de la orden de Santa Clara. El origen de dicha exposición, además de conmemorar la efemérides mencionada, se encuentra en el notable número de piezas que se encuentran en la Colección Arqueológica Municipal depositada en el museo, procedentes de obras realizadas en la segunda mitad del siglo XX.

La muestra que se podrá visitar hasta el día 28 de este mes exhibe una interesante colección de piezas que forman parte de excavaciones arqueológicas realizadas en el convento y su entorno, por un lado y del ajuar de las monjas, por otro.

El convento fue fundado en 1597 por la noble Juana Gallego de Ledesma con licencia del Cardenal Arzobispo Rodrigo de Castro. Al principio no eran más que unas casas entre las que se encajó un patio que sirvió de primer claustro. El convento fue creciendo y alcanza su apogeo a mediados del siglo XVIII, hasta convertirse entonces en uno de los más destacados de la orden de Santa Clara en la provincia.

En julio de 1936 es incendiado y las monjas se marchan a Sevilla. Años más tarde, regresan y la determinación de Madre Corazón de Jesús y de un grupo de monjas de entre 15 y 18 años comienza a hacer posible la reedificación del convento. El trabajo logra sus frutos y el cenobio vuelve a renacer, se puebla de obras de arte y adquiere fama por sus dulces.

Los testimonios más antiguos del convento fueron localizados en dos excavaciones arqueológicas realizadas en los años 50 y 70 en dos obras de alineación de fachadas en el entorno del convento. En ambas fueron encontrados abundantes restos cerámicos correspondientes a vajillas cuya cronología va de los siglos XV al XVII. Hay por tanto piezas que son anteriores a la fundación del convento y que llegarían como dotación fundacional. Se trata de piezas que corresponden a la colección municipal arqueológica.

Junto a esta interesante colección se muestran piezas cedidas por las monjas para la muestra hay algunos libros antiguos, que las monjas salvaron escondidos entre sus ropas cuando salieron huyendo la noche en que ardió el convento. Además se muestran dos Niños Jesús de la interesante colección que posee el cenobio, correspondientes a los siglos XVII y XVIII y que sirven para conocer el mundo íntimo de la vida en la clausura.

Se pueden ver también, dos crucificados, uno valiosísimo, de marfil y magnífica factura del siglo XIX y otro, el Cristo de los Milagros, del XVII, al que rodea una interesante leyenda. Una Inmaculada, varios cuadros antiguos y algunos del siglo XX, planos de las reformas y diversos documentos, entre otras piezas completan una muestra que saca a la luz una parte de la rica historia de esta congregación.

Esta exposición se suma a otros reconocimientos que ha recibido esta orden religiosa de clausura como la Medalla de la Ciudad que le otorgará el Ayuntamiento por sus más de 400 años de historia en Alcalá y por una importante vinculación con las entidades sociales, benéficas, asistenciales o culturales así como hermandades y cabalgatas, en este año que se cumple el octavo centenario de su fundación

Al celebrarse esta efemérides el convento de Santa Clara de Alcalá de Guadaíra es una realidad en el centro del casco urbano, con fachada a las dos calles principales, muestra de arquitectura tradicional andaluza, de paredes encaladas y adornadas color albero.