El criminólogo vallisoletano Aitor Curiel, a la búsqueda de la causa de la muerte del general Juan Prim

Integra el equipo que ha realizado una autopsia a la momia del militar y estadista más de 140 años después del atentado sufrido
Equipo de forenses practicando la autopsia a la momia de Reus
Equipo de forenses practicando la autopsia a la momia de Reus
AYTO REUS
Equipo de forenses practicando la autopsia a la momia de Reus

El criminólogo y médico-forense vallisoletano Aitor Curiel forma parte de la veintena de profesionales de distintas materias que se han enrolado en la ardua y complicada tarea de tratar de despejar importantes incógnitas que aún planean sobre el atentado sufrido en 1870 por el general Juan Prim, desde conocer la causa real de su muerte, es decir, si ésta se produjo en el acto o tres días después del magnicidio, hasta incluso descubrir la autoría material del mismo.

A tal efecto, y como argumento de fondo de un guión cinematográfico, se ha constituido una comisión de investigación interdisciplinar compuesta por historiadores, periodistas, criminólogos, médicos-forenses, médicos, antropólogos y psicólogos que en un plazo de unos tres meses se han propuesto desvelar todas estas interrogantes.

Y entre ellos figura el experto Aitor Curiel, quien, en su doble versión de criminólogo —es director del Laboratorio de Criminalísitica de la Univerisidad Camilo José Cela— y médico-forense, ha participado en las últimas semanas tanto en la inspección ocular realizada al coche de caballos en el que el general y estadista transitaba por la calle del Turco de Madrid el día de su muerte, un 27 de diciembre de 1870, como en la autopsia "virtual" practicada a la momia.

Pero incluso, tal y como ha explicado Curiel a Europa Press, expertos de la comisión han accedido también al sumario inconcluso del magnicidio, pues no se llegó a celebrar juicio ni se dio con el autor del atentado, "para analizar cada uno de los 18.000 folios de que consta con el fin de descubrir pruebas sobre la autoría material y los posibles promotores intelectuales del mismo".

Sin embargo, uno de los trabajos más complicados que ha tenido que afrontar la comisión investigadora es la realización de la autopsia al cadáver momificado del general, trasladado para ello desde su habitual morada, el Tanatorio de Reus, hasta el Hospital Sant Joan de dicha localidad tarraconense, donde el equipo integrado por cuatro forenses practicó un minucioso examen a los restos mediante pruebas radiológicas y un TAC completo con cortes del cuerpo cada tres milímetros.

La dificultad de la labor estriba en el carácter de Bien Cultural de la momia, sus ropajes y su doble ataúd, uno de plomo y otro de madera, y, por ello, en la obligatoriedad de preservar su integridad, con lo que los expertos han tenido que obrar con sumo cuidado para no causar daño alguno.

Pese a ello, el experto vallisoletano, quien hace unos meses impartió clase a policías del FBI en EE.UU, se muestra muy satisfecho de los resultados obtenidos, en parte gracias a la extraordinaria conservación de la propia momia, "que mantiene aún la morfología de las lesiones sufridas pero con la lógica retracción de los tejidos".

Aunque en la época del atentado los disparos eran con posta, lo que dificulta aún más la labor investigadora, del examen realizado se ha podido comprobar que el cadáver presenta cuatro impactos, uno a nivel de un dedo de la mano derecha que resultó amputado; uno en el segundo metacarpiano de la misma mano; otro en el codo izquierdo, con entrada y salida, y, "el más grave", en el hombro izquierdo, con entrada de varios proyectiles, algunos de los cuales permanecen aún dentro del cuerpo.

La lesión del hombro,

La más grave

"Ninguno de los impactos afecta a órganos vitales, aunque la lesión del hombro es de cierta entidad pues secciona vasos de importante calibre", explica Aitor Curiel, quien, junto al resto de expertos, deberá de analizar en su informe si el conde de Reus, marqués de Castillejos, vizconde del Bruch y único progresista español que ocupó la presidencia del Consejo de Ministros durante el siglo XIX murió el día del atentado de forma instantánea o en el transcurso del día por shock hemorrágico, un shock traumático por la gravedad de las lesiones o un shock séptico que provocó el óbito tres días después.

"Hay muchos indicios de que pudo no haber muerto al tercer día como dice la historia y los libros sino en el acto o a lo largo del primer día, algo que tendría bastantes repercusiones a nivel político en el caso de que se hubiera dicho que estaba vivo cuando en realidad ya no lo estaba", advierte el criminólogo y forense.

Aunque el equipo de forenses, compuesto por cuatro expertos, podría tener ya sus resultados en un mes, se espera que el informe global de la comisión investigadora no sea desvelado hasta dentro de un plazo de tres meses.

Completada la investigación, el Instituto de Conservación de Bienes Muebles de Cataluña tiene previsto, en una segunda fase, acometer la restauración momia, la recuperación del ataúd y la rehabilitación del mausoleo en el cementerio de Reus, trabajos que se espera estén concluidos en 2014, coincidiendo con la conmemoración del Año Prim.

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