Recogen por primera vez las fotos del curandero del Molinillo en una biografía escrita por sus seguidores

Un grupo de devotos y seguidores de Manuel Rubio Sánchez, el curandero de Ventas del Molinillo (Granada), conocido como el 'Santo Manuel del Molinillo' y fallecido hace once años, ha publicado en la editorial Atrio su biografía, que recoge por primera vez imágenes inéditas, aportadas por amigos y conocidos.
Imagen del Santo del Molinillo
Imagen del Santo del Molinillo
EUROPA PRESS/DEVOTOSSANTOMANUEL
Imagen del Santo del Molinillo

Un grupo de devotos y seguidores de Manuel Rubio Sánchez, el curandero de Ventas del Molinillo (Granada), conocido como el 'Santo Manuel del Molinillo' y fallecido hace once años, ha publicado en la editorial Atrio su biografía, que recoge por primera vez imágenes inéditas, aportadas por amigos y conocidos.

El 'santo del Molinillo' estuvo prácticamente toda su vida postrado en su choza de leña y tablas, liado en una manta, pues su enfermedad le tenía casi imposibilitado. Allí recibía a enfermos, necesitados y desahuciados de la medicina oficial.

Cuentan que tenía un don especial para identificar a quien llegaba sin creer en sus poderes curativos; les invitaba a abandonar su morada. Era prácticamente analfabeto, pero "recetaba" medicinas y la gente hacía cola a la intemperie esperando días o semanas a ser recibida, incluso enfermos desde media Europa en busca de sus curaciones.

Le gustaba tener encendida una bombilla durante el día y la noche y actualmente alguien efectúa ingresos periódicos en una cuenta corriente a su nombre para pagar la electricidad de la choza, que aún hoy tiene luz, y factura a razón de unos 100 euros mensuales.

Su biografía, que puede adquirirse en diversos puntos de venta de la provincia de Granada y en el correo elsantodelmolinillo@gmail.com, incluye los testimonios de aquellos que le conocieron y constituye además un repaso al contexto socioeconómico de la Sierra de Huétor en los años de posguerra.

El libro, de 125 páginas, comienza con la descripción de los padres de Manuel Rubio, un porquero y una sirvienta que fueron desalojados sobre 1939 por impago del alquiler del cortijillo en el que vivían y que tuvieron que trasladarse a una cueva natural en la espesura del bosque en la Umbría de Carboneros.

Continúa recordando el bautizo a los siete años de Manuel, sus años de juventud como jornalero y sus primeras incursiones en el adivinamiento o el milagro. De ello dan testimonio sus amigos de infancia y juventud, que además recuerdan cómo con menos de 30 años se encerró en su choza de la Venta del Molinillo para siempre, donde comenzó a recibir a los primeros devotos y a protagonizar momentos misteriosos e inexplicables.

Rememorando su muerte, el 7 de marzo de 2001, y el posterior homenaje que recibió 'el santo Manuel', en el que se dieron cita en el pueblo de Huétor Santillán algo más de 10.000 personas provenientes de todas partes y con distintas condiciones sociales, la biografía da paso diversos testimonios de la gente que le conoció, a un álbum fotográfico con más de 50 instantáneas y a la propuesta de una 'Ruta Manolico' por la Sierra de Huétor.

Asimismo, la publicación, de la que ya se han vendido 500 de los 1.000 ejemplares de la primera tirada, recoge la decisión del Ayuntamiento del pasado 16 de agosto, cuando se constituyó una comisión que decidió nombrar al 'santo Manuel' hijo predilecto del municipio —que se ratificará en pleno el próximo 24 de octubre— y la convocatoria de un concurso de ideas para erigir un monumento en su nombre, para el que ya se han presentado un total de siete propuestas, pese a que las condiciones no han sido aún publicadas.

Aún le recuerdan

Sus devotos aún le recuerdan, y siguen pagando al Ayuntamiento de Huétor Santillán los impuestos municipales de sus 130 vehículos, que recibía como regalo por sus sanaciones.

Según el concejal de Hacienda y portavoz en el Consistorio, Gabriel Pozo, el 'santo del Molinillo' es además el "mejor pagador" de todo el municipio, ya que nunca ha dejado a deber un solo recibo en 40 años, pese a que nunca llegó a tener carnet de conducir ni condujo un solo coche en su vida.

"Cada año, cuando se pone al cobro el Impuesto Municipal de Vehículos, vienen unas personas al Ayuntamiento de Huétor, piden los recibos a nombre de Manolico, el santo del Molinillo, y a los pocos días los han pagado todos. Es más, en los 11 años que lleva muerto, ni un solo recibo ha dejado de pagarse ni ha pasado a ejecutiva", indica el edil.

En total, son 130 los coches y camiones que el "curandero" de la Venta del Molinillo mantiene a su nombre en la Dirección General de Tráfico. Por sus matrículas, los hay con una antigüedad entre mediados de los años 70 y finales de los 90 del siglo pasado; hay matrículas de muchas provincias de España y de todas las marcas, incluso modelos antiguos y casi de coleccionista. No hay ningún coche ni camión con matrícula del sistema actual, y cuenta, entre sus propiedades, con camiones pequeños pero también de tonelaje mediano, superiores a 25.000 kilos de carga.

Cada año el 'santo del Molinillo' aporta al Ayuntamiento de Huétor Santillán algo más de 10.000 euros por este impuesto, repartidos en cantidades que oscilan entre 43 y 184 euros. Por la información que tienen en el Ayuntamiento, una serie de seguidores o devotos de sus curaciones se encargan cada año de retirar los recibos y pagarlos religiosamente en los bancos. "No se sabe por qué lo hacen, pero se supone que es para continuar manteniendo vivo el deseo de Manuel Rubio Sánchez de coleccionar coches y camiones, una de sus grandes pasiones", añade el concejal.

Repartidos en casas y almacenes

Hasta hace unos 15 años, los arcenes de la vieja carretera N-342 del Molinillo (entre Granada y Guadix) estaban jalonados de decenas de coches y camiones; procedían de donaciones de devotos o personas agradecidas a las curaciones de Manuel. Hasta que un día Tráfico ordenó su retirada por el peligro que suponían y por estar en medio de un Parque Natural.

Los vehículos fueron retirados por estos devotos, que se definen como "hermanos"; unos se los llevaron a sus propias casas, mientras que otros están aparcados en almacenes o naves de varios pueblos de los alrededores. Ninguno de ellos funciona, pero todos siguen dados de alta a nombre del curandero.

Manuel nunca quiso recibir dinero a cambio de ayudar a quien pedía su ayuda. Sólo que le regalaran coches y camiones, que llegaron a ser bastantes más de los 130 actuales. También aceptaba leña (existen cientos de toneladas actualmente en torno a su cueva) y comida, que se repartían quienes estaban días y días en el Molinillo en espera de que les recibiera.

El curandero está enterrado en el cementerio de Huétor Santillán. Su tumba es la más llamativa del modesto recinto, siempre a rebosar de flores blancas frescas, como a él le gustaban. Un grupo de personas se encargan de ello. Si se le pregunta a sus cuidadoras, según el concejal, "te dicen que Manuel sigue allí haciendo bien". Igual ocurre en el entorno de la choza del Molinillo.

Manuel Rubio Sánchez dejó una legión de seguidores, devotos, amigos, o "hermanos" como se autodenominan ellos, muy agradecidos por la ayuda que les prestó, y muy fieles, hasta el punto se seguir pagando de sus bolsillo los gastos de impuestos y electricidad que ocasiona la afición por los vehículos del 'santo Manuel'.

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