Circular por el centro se ha convertido en la pesadilla diaria de los granadinos. Calles atascadas, autobuses que no llegan, taxis parados sin pasajeros. Ayer volvió a ser un día infernal para la ciudad.Las obras simultáneas en Gran Vía, avenida de la Constitución y avenida de Madrid han transformado  a esta arteria de la ciudad en un embudo sin salida. Para complicar aún más las cosas, la estrechez del tramo en obras en Gran Vía, que afecta a las dos aceras a la vez, hace muy difícil que los autobuses se crucen en cada sentido y esto ralentiza aún más el tráfico. Las vallas que protegen a los peatones en improvisadas aceras no están colocadas en todas las zonas, y al jaleo de los autobuses y los coches se le unió ayer una marea de gente que no sabía por dónde cruzar la calle.