La Fiscalía de Córdoba solicita una pena de un total de doce años de prisión para el acusado de matar a un hombre tras clavarle un taco de billar en el cuello, en una reyerta ocurrida en agosto del año pasado en la barriada de Cañero, en la capital, en la que otro procesado, sobrino de la víctima mortal, supuestamente agredió al presunto homicida. Hecho éste último por el que el Ministerio Público pide tres años de prisión por un delito de lesiones.

Según recoge la calificación fiscal, a la que ha tenido acceso Europa Press, sobre las 1,00 horas del 6 de agosto del 2011, la víctima, de 39 años, encontrándose bajo los efectos del alcohol y en compañía de dos sobrinos y el primo de estos, acudió a un club ubicado en la calle Oficina. Posteriormente, salieron del club y entraron en la peña 'Los Amigos', un local contiguo y unido al club por una ventana.

Mientras se encontraban en la peña, el acusado de supuesto homicidio, que se hallaba en el club visitando a su madre, propietaria de ambos locales, se asomó por la ventana que une los dos establecimientos e inició una discusión con la víctima y sus dos sobrinos, por lo que salió del club y entró en la peña.

Una vez en su interior, el acusado se dirigió a la víctima, con la que originó una fuerte discusión y salieron del local, aunque antes el procesado supuestamente cogió un taco de billar. Una vez en el exterior, se produjo una pelea entre ambos, durante la cual el acusado supuestamente asestó un fuerte golpe en la espalda con el taco de billar a la víctima, además de otros golpes en la cabeza, lo que provocó que el taco de billar se fracturara. Ante los golpes, la víctima, que había forcejeado con su agresor, cayó al suelo.

Entretanto, los dos sobrinos de la víctima, el primo de estos, un cliente del local y un camarero al intentar evitar la contienda, comenzaron a forcejear unos con otros produciéndose una algarada.

Por otra parte, el procesado por homicidio, aprovechando que su víctima se encontraba en el suelo, boca arriba, según el fiscal, se colocó encima de él a horcajadas, momento en el que supuestamente uno de los sobrinos, al ver que su tío estaba siendo agredido, fue a su vehículo y cogió una navaja, con la que asestó por la espalda al otro acusado cuatro puñaladas con "ánimo de atentar contra su integridad física".

Pese a ello, el acusado del crimen "continuó impasible" encima de su víctima y, con "ánimo de acabar con su vida, clavó con fuerza en la parte izquierda del cuello un trozo del taco de billar, causando su muerte al paralizarle los centros vitales nerviosos".

El presunto homicida, según el fiscal, presentaba cuando ocurrieron los hechos un cuadro clínico de trastorno de dependencia de sustancias, asociado a un desarrollo anómalo de la personalidad de inestabilidad emocional con síntomas propios de trastorno límite de personalidad, y con matices esquizoide con sintomatología paranoide que mermaban su capacidad intelectiva y volitiva.