La escritora francesa Delphine de Vigan descubre al lector todos sus demonios familiares en su última novela Nada se opone a la noche, un libro autobiográfico escrito a partir de la muerte de su madre, Lucile Poirier, que fue el más galardonado y el más vendido en Francia en 2011, con 500.000 ejemplares.

La exitosa obra, que ahora llega a España de la mano de Anagrama en castellano y Edicions 62 en catalán, comienza después de que De Vigan descubriera el cadáver de su madre, muerta desde hacía unos días en su casa.

En ese momento inicia una tarea, no siempre agradable ni fácil, para descubrir cómo había sido la vida, antes del suicidio de su progenitora, una mujer que hoy ha calificado de "misteriosa, rara y bipolar".

Durante un viaje relámpago a Barcelona, la novelista no ha escondido que desde un primer momento quiso "jugar con todas las cartas encima de la mesa", por lo que en este intenso y duro relato del gran tabú familiar, las relaciones incestuosas entre Lucile y su padre Georges, aparece negro sobre blanco, igual que el del suicidio.

Con el tiempo transcurrido desde que apareciera en las librerías y tras dudar durante el proceso de escritura sobre la idoneidad de su obra, ha mostrado su satisfacción por haberla terminado al entender que se trata de un homenaje a su madre.

De Vigan, con dos títulos anteriores que la crítica alabó por salirse de "las historias narcisistas y sobre familias", ahora ha construido una novela basada en hechos reales, aunque no en "verdades irrefutables".

"La gente me pregunta si todo lo que hay es cierto. Y sí, lo es. Pero visto a través de mi mirada, primero como niña, después como joven y también como adulta. Sabiendo, además, que cualquier acontecimiento vivido por varias personas produce en cada una de ellas una percepción diferente".

Durante meses estuvo metida en un proceso de documentación, que la llevó a hablar con todos los hermanos de su madre, a los que grabó; a leer las cartas de Lucile y sus escritos; a estudiar sus dibujos y a ver tanto las grabaciones familiares en súper ocho, como a escuchar las cintas de casete registradas por su abuelo Georges.

Después, se sentó ante el ordenador a "poner palabras", una vez acabado otro trabajo de análisis y psicoterapia personal. "La escritura permite domar los demonios familiares, pero no matarlos", ha reconocido. El libro, afirma, también le ha permitido aceptar la idea del suicidio y unirse más a su familia.

Preguntada sobre si ha recibido alguna recriminación por su sinceridad, De Vigan ha respondido que intentó en todo momento ser "impúdica, pero no indiscreta", por lo que todos los protagonistas de la historia recibieron el proyecto con entusiasmo y con la idea de que quizá serviría para conocer exactamente qué ocurrió.

A todos sus tíos, ha precisado, les preguntó sobre la cuestión del incesto entre su abuelo y su madre y a todos pidió documentos que pudieran ayudar a fijar mejor el relato.

La única persona que leyó el manuscrito antes de llevarlo a la imprenta fue su hermana Manon, a la que está "irremediablemente soldada", y que le pidió que cambiara "algunas cosillas". El resto de la familia lo leyó, dos meses antes de su publicación, pero no pudieron modificar nada.

Su tía Violette, la hermana pequeña de su madre, le llegó a enviar un SMS en el que aseveraba: "he acabado el libro y todavía te quiero", mientras que no ha escondido que a quien más "insoportable" le resultó el relato fue a su padre. "Y eso que es a quien más protejo en el libro", ha realzado.

Respecto a si ahora comprende mejor a su madre, ha dicho que para ella "siempre será alguien misterioso", aunque el libro sí le ha ayudado a entender que frente a su decisión de quitarse la vida nada podía hacer.

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