La Mercè capea la lluvia pero no evita el ‘botellón’

La lluvia respeta la tercera jornada de la fiesta. Una decena de conciertos nocturnos suspendidos. Los jóvenes protestan por los precios de las bebidas.
Los castellers en la plaza de Sant Jaume.
Los castellers en la plaza de Sant Jaume.
Los castellers en la plaza de Sant Jaume.

Lo más temido en una Fiesta Mayor, la lluvia, respetó ayer todos los actos previstos para la festividad de la Mercè.

Miles de barceloneses colapsaron durante el día los actos más tradicionales, mientras que en los nocturnos volvió a aparecer el botellón.

El propio alcalde, Jordi Hereu, admitió la dificultad de erradicar estas prácticas ilícitas.

La Guàrdia Urbana se empleó a fondo con los lateros ambulantes y requisó miles de bebidas, pero aún así no pudo acabar con el botellón en algunas plazas que, como en la de Fòrum, los jóvenes lo justicaban con los impopulares precios de las bebidas en los bares oficiales: un refresco tres euros y una cerveza seis.

Durante el día, miles de barceloneses abarrotaron las actividades lúdicas no sin ojear a menudo los nubarrones que podían hacer presagiar sorpresas meteorológicas. Pero no fue así.

Actos multitudinarios

La fiesta sacó Barcelona a la calle.

En el típico Ball de l’Àliga i el pasacalle de Gegants, con la guinda de los Castellers, donde no cabía ni un alfiler en la plaça Sant Jaume, con la nota curiosa en el festival solar del Fòrum.

La curiosidad se desató con la Cavalcada en la Catedral y la interculturalidad en Monjuïc, con Medellín como ciudad invitada.

Como siempre, la estrella de la fiesta, el Piromusical, que también se pudo ver en pantallas gigantes desde el Fòrum.

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