Dos (horas) multiplicado por 240 (días laborables) y divido por 24 (horas que tiene el día) es igual a 20, 'esos son los días que invierte al año el ciudadano medio en ir y venir del trabajo.

O lo que es lo mismo, nos dejamos en el camino casi el mismo tiempo que tenemos de vacaciones.

Los cálculos salen del útimo informe sobre lo que tardan los madrileños en ir y volver del trabajo realizado por CC OO y UGT con motivo de la Semana de la Movilidad.

Según este estudio, cada madrileño tarda, de media, una hora en ir hasta su centro de trabajo y otra en regresar a casa, un 33% más que el año pasado, cuando invertían hora y media en ambos trayectos. "Esto lo que consigue es generar precariedad en la calidad de vida", denunció ayer Carmen López, de UGT.

Los sindicatos expusieron su preocupación por el incremento del uso del transporte privado.

Según la última encuesta de Movilidad de la Comunidad, los viajes en Metro han subido un 4,7% y en Renfe un 1,9%, mientras que el autobús interurbano y la EMT registran pérdidas de un 0,6 y un 16%, respectivamente. Por contra, el coche particular ha subido un 60%.

Accidentes mortales

Los sindicatos abogan por "quitar coches de la carretera".

Según ellos, así descenderían también las muertes in itínere (en el camino al trabajo), que fueron 52 entre enero y agosto, y han subido un 46% desde el año pasado.

Los sindicatos, asimismo, presentaron ayer una prueba de cuánto tiempo se ahorrarían cinco empleados en llegar a los polígonos industriales de Alcorcón, Fuenlabrada, Leganés y Móstoles si tuvieran Metro o Cercanías. Cuatro de ellos llegarían en la mitad de tiempo.

Tarda 2.30 horas en transporte público

Marisol Vega. Secretaria, 55 años.

"Tengo que ir en tren, coger dos autobuses y caminar"

A Marisol le gusta llegar un poco antes de las ocho de la mañana a su trabajo en Ascao. Para eso tiene que salir de su casa, en Alcalá de Henares, a las 6.45 h.

«Un día normal de tráfico tardo hora y cuarto. Cojo el tren a Vicálvaro, los autobuses 4 y 106, y luego ando ocho minutos hasta la oficina», dice con resignación, ya que sólo la prensa y una novela le hacen el trayecto más llevadero.