Los portavoces de ambas formaciones calificaron de «urbanismo depredador» las políticas que en esta materia practica Esperanza Aguirre. El líder socialista, Rafael Simancas, fue más allá y acusó a la presidenta de dedicar su actividad política «a fomentar la discordia» con el Ejecutivo central, entre Madrid y otras comunidades autónomas. Los tres años de Aguirre, según Simancas, han sido «una pelea constante» en los que, ante la falta de contrincantes, la presidenta ha optado por enfrentarse a miembros de su propio bando, como el alcalde Ruiz-Gallardón.
A las críticas, Aguirre respondió diciendo que la «división» y el «follón interno» del PSOE son el «auténtico problema» para la estabilidad de España.
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