Linda y David son británicos, van cargados de bolsas y regresan a su barco, el Ocean Village, para comer. «Sólo tenemos seis horas para ver esta ciudad tan cosmopolita, pero hemos decidido invertirlas en ver el Camp Nou y comprar algo de ropa porque aquí es más barata que en el Reino Unido», explica este matrimonio de Chester.
Pese a que muchos pasajeros almuerzan en el crucero, los restaurantes de la Rambla están de bote en bote. El encargado de El celler del pernil, Wasi, asegura que «los extranjeros que vienen en barco se gastan unos 25 euros por persona». Pero los más beneficiados por estas mareas de turistas son las tiendas de souvenirs, los quioscos y las estatuas viventes.
Clever Vicente, vestido de indio, reconoce que ayer conseguió «el doble de propinas gracias a los cruceristas». Los abanicos, las camisetas del Barça y los llaveros son los recuerdos más demandados por estos viajeros que pronto batirán un nuevo récord. El 2 de octubre 24.000 pasajeros de crucero pasarán por el puerto de Barcelona para ver la ciudad en un abrir y cerrar los ojos.
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