Cuando saben dónde dirigirse, les compran el billete y les dan 60 euros para que puedan empezar.
Ciudad de paso
Valladolid es un lugar de tránsito para los inmigrantes que vienen a la península procedentes de Canarias. Las dos organizaciones que los reciben en la ciudad ofrecen los recursos que tienen como apoyo al aluvión que se ha producido desde el mes de mayo.
Accem dispone de dos pisos con 10 plazas en total y Cruz Roja los aloja en un hostal con capacidad para seis.
Cuando los subsaharianos se van, las ONG vuelven a ofrecer las plazas que tienen libres al Gobierno para recibir un nuevo grupo. Vuelta a empezar, caras nuevas, un mismo problema.
En su piel
Mamadou. Senegalés, 27 años. Estuvo 15 días en un cayuco hasta llegar a España. No sabe dónde irá
«Sólo llegar, ya merece la pena»
Omar. Senegalés, 27 años. Compañero de cayuco. Ttiene familia en España pero no sabe en qué ciudad.
«No me preocupan los papeles ahora»
«Llevamos toda la vida con el pensamiento en España», dicen. Omar asegura que ha intentado de todo, sin éxito, para ayudar a su familia y lo de venir a nuestro país le ronda la cabeza desde niño. Cuando les preguntamos si son conscientes de su situación y de que no va a ser tan fácil, lo tienen claro. «Fueron 15 días a la deriva en un barco, estamos felices. Sólo llegar, ya merece la pena», asegura Mamadou. «No me preocupan los papeles ahora», añade Omar. «Lo de Senegal no es vida, el pasado fue tan duro –deja Omar en el aire– que cualquier futuro que nos aguarde será mejor», termina Mamadou. Estuvieron 34 días en Canarias, unas horas en Madrid y llevan varios días en Valladolid. Se sienten agradecidos. «La gente es muy simpática y nos viene bien porque ahora sabemos dónde estamos. Para nosotros España es España, no sabíamos que tenía más ciudades», confiesa Mamadou. «Sólo nos suena Barcelona y Madrid, por el fútbol», ríe Omar.
Tienen contactos en España: «Yo tengo aquí un primo, no sé dónde concretamente, pero está aquí», nos habla Mamadou, preocupado. «Yo también tengo un familiar», dice Omar, aunque el parentesco, por lo que cuenta, es bastante lejano. Uno de los mediadores de Cruz Roja hace de traductor durante la entrevista, pero si hay una palabra que los dos conocen con el poco español que saben es: trabajo. «Agricultura, comercio, construcción... lo que sea, venimos aquí para emplearnos duro y ayudar a nuestras familias», afirma Mamadou, muy convencido. «Haremos cualquier cosa para salir adelante, pero no robar», replica Omar, con seriedad. «Para vivir aquí, vamos a imitar lo que veamos».
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