Condenan a un hombre a 21 años de cárcel por matar a la empleada de un bingo de Catarroja, donde robó

La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a cumplir 21 años de prisión por matar a la empleada de un bingo ubicado en la localidad valenciana de Catarroja, donde robó. El procesado mantuvo su inocencia durante el juicio y alegó que ese día él no había acudido al local.

La sección cuarta de la Audiencia Provincial de Valencia ha condenado a un hombre a cumplir 21 años de prisión por matar a la empleada de un bingo ubicado en la localidad valenciana de Catarroja, donde robó. El procesado mantuvo su inocencia durante el juicio y alegó que ese día él no había acudido al local.

En concreto, el hombre, natural de Marruecos y en situación irregular en el país, ha sido condenado a 21 años de cárcel por un delito de asesinato y otro delito de robo con violencia e intimidación. También tendrá que pagar 18.000 euros al marido e hija —de 11 años— de la víctima.

El tribunal estima que el hombre empleó una violencia "desmedida" que "no era imprescindible" para provocar el resultado de muerte de la víctima, dando con ello un "ensañamiento" que "no se identifica con la simple reiteración de golpes, si no con lo que un comentarista clásico, en gráfica expresión, llamó la 'maldad de lujo', la maldad brutal".

Según consta como probado en la sentencia, el hombre frecuentaba el bingo de Catarroja, ubicado en el Camí Real, entre las 14.30 horas y las 15.30 de cada día, por lo que entabló cierta relación con una de las empleadas, la víctima.

El procesado, que desde hacía meses carecía de ingresos, hasta el punto de no poder pagar el alquiler ni el seguro del vehículo, en sus visitas al local tomaba un cortado en la barra y observaba las distintas máquinas recreativas y a los jugadores. Allí preparaba el plan para sustraer el dinero recaudado.

Con este fin, el 27 de mayo de 2010, entre las 14.36 y las 15.55 horas, el hombre, quien sabía que a esa hora solía estar una única empleada en el local, entró allí provisto de bridas de plástico y cable eléctrico negro. Tras bloquear la puerta de acceso con las bridas empalmadas, de modo que nadie pudiera abrir desde el exterior, maniató a la empleada con el cable y la condujo hasta la habitación del fondo, donde se encontraban las cajas fuertes.

Una vez allí, le exigió a la mujer que le diera las claves de las cajas, y de este modo logró abrir la caja pequeña y se apoderó de entre 1.800 y 2.000 euros. No obstante, la víctima ignoraba la clave de la caja grande, con lo que el hombre, contrariado, le presionó el cuello para provocarle asfixia y le golpeó reiteradamente y con fuerza en el rostro y en la cabeza, primero, para que le diera la clave, y luego para matarle.

Las heridas le produjeron a la víctima, según recoge el tribunal, un sufrimiento y dolor "enormes", hasta que finalmente falleció por la destrucción de las regiones nasal y bucal y el traumatismo craneoencefálico, lo que le produjo una insuficiencia respiratoria aguda.

Antes de abandonar el local, el procesado, con claro propósito de destruir pruebas y el cuerpo de la víctima, prendió fuego al interior de la habitación donde yacía la víctima y donde se encontraban los equipos de grabación y electrónica, y cerró la puerta tras accionar desde el interior el seguro para impedir su apertura desde fuera. Por la pronta intervención de los bomberos, el fuego tan solo afectó a cuatro metros cuadrados.

Esa misma tarde, el hombre huyó precipitadamente de su vivienda y, a bordo de su vehículo, viajó durante la noche hasta Algeciras, donde a la mañana siguiente tomó un ferry hasta Tánger. Tras diferentes investigaciones, fue detenido en Algeciras el 20 de octubre de 2010.

Lo sitúan allí

El tribunal considera, pese a la intención de la defensa de indicar que su cliente no estuvo en el bingo el día de los hechos, que las pruebas periciales biológicas lo sitúan "de forma incontestable" en el local, y también lo señalan como autor de los delitos de robo con violencia e intimidación, asesinato y daños.

La Audiencia afirma que no se parte de indicios, si no que se trata del resultado de la prueba directa y plena constituida, entre otros, por el informe de los agentes del Servicio de Criminalística, que concluyeron que el perfil genético del acusado era compatible con el aparecido en el trozo de cable negro hallado junto al cadáver de la víctima.

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