Su historia ha traspasado fronteras, pero no tendrá un final feliz. Varios medios de comunicación europeos esperaban este martes la salida del juzgado de Azucena Paredes, la joven madre de Hortaleza que, tal y como publicó 20 Minutos el 8 de mayo, fue desahuciada de su casa de protección oficial a finales de 2011 y okupó un piso adyacente para "poder dar un techo" a sus tres hijos, de edades comprendidas entre uno y cuatro años.
Pues bien, la joven, sus hijos y la abuela y bisabuela de los niños tienen diez días para abandonar el maltrecho piso que los acoge, en el n.º 19 de la calle Roquetas del Mar, a tan solo unos metros de su domicilio "de siempre". Así lo decidió este martes el titular de un juzgado de Plaza de Castilla, donde Azucena compareció citada tras ser denunciada por usurpación por la Empresa Municipal de la Vivienda (EMV) —propietaria tanto de la vivienda original de la familia como de esta segunda en la que se han refugiado al completo—.
"No me voy a marchar voluntariamente, porque no tengo donde llevar a mis hijos", contaba a la puerta de los juzgados. "He pedido que me pongan un alquiler social, que lo pago, pero tampoco han querido. Prefieren tener el piso vacío a que estemos nosotros en él".
Recurso para ganar tiempo
La resolución dictada este martes "no es firme", por lo que Azucena —asesorada por los servicios jurídicos de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca— trabaja ya en el recurso que le permitirá "ganar algo de tiempo y seguir en la casa hasta septiembre". Un plazo durante el que no se va a estar de brazos cruzados, "porque tengo que luchar por mis hijos", asegura.
De hecho, este martes se presentó en el juzgado con la solicitud de vivienda oficial que ha presentado ante el Ivima y la EMV, y con los recibos que —según ella— venía pagando a este organismo, dependiente del Ayuntamiento de Madrid, antes de que la pusieran en la calle en lo que ella misma califica de un "proceso plagado de irregularidades".
"Impago prolongado"
La EMV explicó a este diario que la familia de Azucena fue desahuciada por un "prolongado impago" en el que llegó a acumular 113 recibos. La joven, que no lo niega, asegura que, tras hacerse cargo de la deuda acumulada por su madre, ella venía saldándola hasta que, de repente, la EMV dejó de pasarle el recibo.
Azucena mantiene que, cuando intentó renegociar con ellos un alquiler, tampoco lo admitieron. "Quieren que me vaya, pero lo voy a pelear", decía, aunque sabe que la falta de tiempo es ahora su principal enemigo.
Sus madrinas noruegas
Sunniva (10 años) y su abuela Lise son las responsables de que la familia Larsen lleve más de medio año ayudando a Azucena con 400 euros mensuales. Lo decidieron tras ver en la televisión de su país el reportaje sobre el desahucio de la joven, lo que las impactó. Se mandan e-mails e intercambian fotos de los niños. Le dijeron que iban a apoyarla durante todo un año.
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