El accionariado de Bankia ha aprobado este viernes un plan de reestructuración que contempla una reducción de tamaño de la entidad basado en la venta de activos de escasa rentabilidad, en un junta cargada de tensión y reproches por parte de los accionistas minoritarios. Esta junta, que se ha prolongado durante más de seis horas, se ha celebrado en el Palacio de Congresos de Valencia con la presencia de 3.446 accionistas que representaban el 59,6% del capital social de la entidad.

En la misma se ha aprobado el plan de saneamiento planteado por el actual consejo de administración y se ha votado en contra del informe de gestión de 2011. Los accionistas han aprobado las cuentas anuales del ejercicio de 2011 así como el nombramiento de los consejeros y la reelección de Deloitte como auditor de la sociedad y el grupo.

A propuesta de los accionistas minoritarios, se han planteado varias acciones de responsabilidad social contra el anterior y el actual consejo y contra Rodrigo Rato y José Luis Olivas, que han sido rechazadas. De la misma manera se han rechazado dos propuestas de cese de los administradores.

El presidente de la entidad, José Ignacio Goirigolzarri, ha asegurado que uno de los retos del grupo en el próximo trienio es reducir más de un 50% los cerca de 60.000 millones de activos muy poco rentables, lo cual supone desprenderse de un mínimo de 30.000 millones, casi un 10% del tamaño del banco. Todo ello ayudará a Bankia a lograr el "importante" reto de mejorar sustancialmente su eficiencia en los próximos tres años para conseguir que de cada 100 euros de ingresos, los gastos consuman menos de 40 euros, frente a los casi 60 de ahora.

Goirigolzarri considera que la "gran fortaleza" del grupo son sus casi diez millones de clientes, con los que quiere reconciliarse porque en los últimos tiempos parte de estos "se sienten decepcionados". En respuesta a buena parte de las cuestiones planteadas por los accionistas minoritarios relativas a las iniciativas legales contra los antiguos gestores, ha señalado que no tiene constancia de ninguna infracción que afecte a esta entidad, y que en consecuencia el consejo no se plantea iniciar ninguna acción legal ni adherirse a las ya planteadas.

El edificio en el que se ha celebrado la junta ha estado fuertemente vigilado durante toda la jornada por la policía y seguridad privada en el interior, y algunos de sus accesos se han vallado. En sus inmediaciones se han concentrado a mediodía empleados del sindicato SATE y la plataforma STOP Desahucios, que han realizado una sonara cacerolada.

Tras la constitución de la junta y la intervención del presidente han intervenido unos ochenta pequeños accionistas, cada uno con un tiempo de tres minutos (hasta cinco en algunos casos).

La mayoría de pequeños accionistas que ha intervenido, personas jubiladas o sus hijos en su nombre, ha acusado a la entidad de haberles estafado al transformar sus ahorros en acciones y ha reclamado el reintegro total de su capital.

Una de las intervenciones más significativas ha sido la de Francisco Xavier Carbelleda, quien ha asegurado ser director de una oficina de Bankia (antes Caixa Laietana) y ha pedido perdón a sus clientes por haber vendido acciones.

También las asociaciones de accionistas minoritarios y los sindicatos que representan a los trabajadores han rechazado la gestión del anterior consejo de administración. El portavoz de la Asociación de Afectados por Bankia (Apacbank), Ricardo Torres, ha denunciado la "opacidad" con la que a su juicio captaron capital las entidades de Bankia y ha afirmado que la salida a Bolsa se efectuó sobre unos estados financieros "falsos", que escondían "importantes agujeros financieros".

En la misma línea se ha expresado el secretario de la Asociación Española de Accionistas Minoritarios, Javier Cremades, quien ha rechazado las cuentas anuales que ha presentado el presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, porque han producido "graves prejuicios patrimoniales a los accionistas".