Merkel enfrenta tres días cruciales para su futuro en la política alemana y europea

  • En una maratón de cumbres, reuniones y comparecencias parlamentarias con las que quiere dar una respuesta definitiva a la crisis.
  • Tratará con Hollande la introducción del impuesto a las transacciones financieras.
  • No está dispuesta a ningún tipo de colectivización de la deuda, ni a que los fondos de rescate o el BCE compren bonos soberanos de los países con problemas.
Angela Merkel, en un acto con medios de comunicación.
Angela Merkel, en un acto con medios de comunicación.
GTRES
Angela Merkel, en un acto con medios de comunicación.

La canciller Angela Merkel se juega entre este jueves y el viernes su capital político en una maratón de cumbres, reuniones y comparecencias parlamentarias con las que quiere dar una respuesta definitiva a la crisis que combine el crecimiento que le exigen dentro y fuera de su país y su apuesta por la austeridad.

Son 72 horas cruciales para su futuro en la política alemana y europea, al estar ya su carrera inexorablemente ligada a una crisis que ha puesto en cuestión el euro, la capacidad de liderazgo y gestión de Berlín y Bruselas y la credibilidad financiera de países como Italia y España.

La canciller alemana -perseverante, pragmática y alérgica al riesgo y a las soluciones espectaculares- se ha visto forzada a agrupar en tan sólo tres días una sucesión de hitos tan relevantes y cargados de significación que parece diseñada con trasfondo de órdago.

En su agenda, además de la cumbre de la Unión Europea (UE) del jueves y el viernes próximos, Merkel cuenta con una bilateral con el presidente francés, François Hollande, con la presentación de las cuentas alemanas para 2013 y con la ratificación del controvertido pacto fiscal por parte del Legislativo germano.

Clamor keinesiano

En Bruselas se espera que la canciller siga con su defensa de la estabilidad presupuestaria y los ajustes fiscales, aunque parece que se mostrará más sensible al creciente clamor del resto de socios, que cada vez conforman un frente común más organizado en favor de las políticas keynesianas.

Los primeros signos a este respecto se vieron en la Cumbre a Cuatro del pasado viernes en Roma, en la que Merkel suscribió el plan galo de dedicar 130.000 millones de euros del presupuesto comunitario a políticas de crecimiento y creación de empleo.

Este miércoles tratará en París con Hollande los detalles de este programa, así como la introducción del impuesto a las transacciones financieras y la cesión de competencias al Banco Central Europeo (BCE) que precederá a la unión financiera y bancaria.

No obstante, el martes reiteró que no está dispuesta a ningún tipo de colectivización de la deuda, una de las reclamaciones más habituales en Europa, ya sea eurobonos, "eurobills" o un fondo de amortización de la deuda.

Asimismo, se mantiene firmemente enrocada en su negativa a que los fondos de rescate o el BCE compren bonos soberanos de los países con problemas en el mercado secundario.

Poilítica interna alemana

Y por si la presión y las expectativas ante esta enésima cumbre para atajar la crisis no fueran suficiente, Merkel se ha propuesto además mandar en estos tres días dos contundentes señales dentro y fuera de Alemania aprovechando dos asuntos de política nacional.

Por un lado, pretende arrancar al Bundestag (Cámara baja del Parlamento) y al Bundesrat (Senado) su "sí" al pacto fiscal, en una votación doble que tendrá lugar el viernes por la tarde.

Por otro, aprobará este miércoles en Consejo de Ministros los Presupuestos Generales para 2013, los primeros que, con tres años de adelanto sobre el calendario que ella se impuso, cumplirán con el "freno de la deuda" y un déficit del 0,35 %.

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