Billetes, maletas, zapatillas y dorsales para un destino turístico

Segmento de natación en el Triatlón de Valencia.
Segmento de natación en el Triatlón de Valencia.
Kai Försterling
Segmento de natación en el Triatlón de Valencia.

En 2011, 980 millones de turistas se movieron a lo largo y ancho del planeta. Un dato, según el Barómetro de la Organización Mundial de Turismo, que supone un crecimiento del 4,4% con respecto a los 939 millones de 2010, y que esboza que en 2012, pese a la crisis mundial y el engaño estadístico de la reincidencia, se superará el techo de los 1.000 millones, algo más del 14% de la población terrestre.

Las motivaciones turísticas son tan diversas como las nacionalidades implicadas, pero todo lo deportivo alimenta una pujante demanda. Ser testigo o protagonista de un acontecimiento interesa. ¿Cuánto? "No hay cifras oficiales sobre el fenómeno. El turismo internacional se mide con los datos que dan los países, sin subsegmentaciones. Ahora bien, la influencia de los grandes eventos como reclamo es evidente. En las grandes citas se constata este vínculo entre el turismo y el deporte", valora Marcelo Risi, portavoz en España de la Oficina Mundial de Turismo (UNWTO).

Dos ejemplos próximos. La Eurocopa de fútbol, que organizan Ucrania y Polonia entre el 8 de junio y el 1 de julio, y los Juegos Olímpicos de Londres, del 27 de julio al 12 de agosto, son dos de los fenómenos con más poder de convocatoria. "Los grandes acontecimientos deportivos atraen mucha atención sobre los organizadores. Esperamos en torno a un millón de turistas adicional durante la Euro y que tras el torneo aumente en medio millón la cantidad anual", aporta Adam Zaborowski, del Departamento de Turismo polaco.

Por su lado, las previsiones londinenses hablan de un extra de 4,5 millones de turistas sobre los 26 millones habituales. "Se hace una inversión y una renovación de la ciudad que perdurará a largo plazo", destacan desde su comité organizador. "Los Juegos de Barcelona convirtieron a la ciudad en uno de los destinos turísticos más atractivos e importantes de Europa", recuerda Sebastian Coe, su director.

Según datos del comparador de precios Trivago, el Gran Premio de España de Motociclismo deparó entre el 27 y el 29 de abril una ocupación hotelera del 89% en Jerez de la Frontera (Cádiz), para caer al 60% el domingo y el lunes, días festivos con motivo de un puente. Aunque inferior al porcentaje alcanzado por otras actividades como el Mobile World Congress o el Salón Internacional de Turismo, el Gran Premio de España de Fórmula 1 había garantizado una ocupación del 76% en Barcelona cinco días ante de su celebración.

El Ayuntamiento de Castellón de la Plana preveía la recepción de 40.000 turistas gracias a su implicación en la organización de 160 pruebas de índole deportiva. "No es algo que se haya inventado ahora –matiza Tomás Mazón, profesor de Sociología en la Universidad de Alicante y director de la Cátedra de Estudios Turísticos Pedro Zaragoza Orts–; los griegos ya tenían algo parecido con Olimpia y los Juegos, capaces de frenar todo conflicto bélico. No se puede hablar de turistas según lo entendemos hoy, claro, pero el mundo heleno viajaba a Olimpia para contemplar semejante espectáculo". Y añade: "La sociedad actual es mucho más compleja, exigente y con nuevas necesidades, gustos y deseos. Los motivos para viajar son amplísimos, tanto que cualquier actividad entra en el mundo del turismo".

Del golf al maratón

En 2005, según datos de la Sociedad Estatal para la Gestión de la Innovación y las Tecnologías Turísticas (Segittur) en su informe Horizonte 2020 del Turismo Español, España gozaba de un 35% del mercado en el turismo de golf, un sector alimentado por 1,6 millones de viajes anuales mundiales. En ese documento, además del golf, se destacaban los deportes náuticos, el senderismo y el montañismo como los grandes puntales de este turismo en España, fundamentalmente articulados en torno a días libres y paquetes específicos.

Hoy en día, su evolución está creando nuevas ramificaciones. Al alza, en un fenómeno global, la primera persona. Competir. Experimentar. Y con ello, consecuente, una mutación del destino turístico donde importa tanto la prueba, su prestigio o los beneficios del ego como lo exclusivamente geográfico.

El cicloturismo, el triatlón y, sobre todo, el atletismo popular se reivindican como los grandes motores de esta nueva parcela de negocio que ha tenido tradicionales buenos exponentes, como los viajes organizados para montañeros  y escaladores (Alpes, Himalaya,...) u otras experiencias más en la línea del turismo activo. En el último caso, tras la estela del misticismo de los 42,195 km, el maratón siempre ha sido un buen reclamo, aunque otras distancias, empero, están ganando enteros.

Desde comienzos de la década de los años ochenta Fernando Pineda viene organizando viajes al Maratón de Nueva York. Pionero estatal, entonces preparaba un viaje para 70 u 80 personas de perfil deportivo, como el actual presidente federativo José María Odriozola. Hoy se desplazan con él entre 300 o 400, y algunas son acompañantes. "Genera un efecto multiplicador", en palabras de Tomás Mazón. De las 59.000 pesetas que costaba la aventura entonces se ha pasado a los 1.500 euros actuales. "He trabajado con un par de generaciones, porque es curioso como ahora viajo con los hijos de los que llevé en su día en los ochenta", recuerda Pineda. Y amplía: "Nueva York, Londres o París abrieron la puerta, después llegaron los maratones de Rotterdam, Roma o Berlín, y ahora no faltan los 'exóticos', tipo Muralla China o Honolulú, aunque estos, para una minoría".

"Cada año llevamos más gente. Salir al extranjero tiene un punto gratificante porque unes el ocio vacacional con el ocio deportivo y la familia o la compañía puede ser partícipe de ese ambiente", concluye con rotundidad Joan Boada, de Sportravel. Este touroperador, que inició su actividad en 2005, cuenta con un gran abanico de destinos. "En 2011 ya viajaron casi 1.200 personas. De esa cifra, entre un 60 y un 70% corresponde a atletas y el restante a acompañantes". Ahora bien, muchos son los que se aprovechan de la evolución de las nuevas tecnologías y su influencia en la capacidad de autogestionarse vuelos y alojamientos. "Hoy en día el touroperador es una opción más. Muchos se buscan una inscripción y el viaje por su cuenta", reflexiona Pineda. En la pasada edición del Maratón de Madrid, 4.122 inscripciones de las 18.209 finales correspondían a extranjeros. Algo más del 22,5%. 2.827 procedían de Europa (con 619 franceses y 535 italianos al frente) y 960 de Norteamérica (841 viajaron desde Estados Unidos).

El fenómeno, eso sí, va más allá del maratón y transciende a las zapatillas. En el último Medio de Praga (República Checa), un 27% de la participación (11.085 corredores) era extranjera. Setenta nacionalidades representadas en una edición donde participaban 387 británicos, 317 alemanes... y 135 españoles. "Los medios son más económicos y siguen siendo un reto para los más veteranos con muchas batallas o los que no tienen tanta experiencia en el fondo. Cada vez tienen más gente –añade Pineda–. En el caso de Nueva York, entre el medio, que es en marzo, y el maratón, en septiembre, hablamos de una diferencia de hasta el 45% en el precio. No es la misma carrera. Pero sí la misma ciudad".

Las dos ruedas tienen 'tirón'

La Quebrantahuesos, una de las pruebas cicloturistas con más enjundia, una de la seis que conforman el calendario UCI Golden Bike, reúne a miles de bicicletas en Sabiñánigo (Huesca) y alrededores cada mes de junio.  En 2011, de los 10.679 ciclistas que participaron en alguno de sus dos recorridos, casi un 80,5% procedían de fuera de Aragón y 406 eran extranjeros, algo más de un 3,8%, porcentaje que podría parecer residual si no fuera por el  mérito de un añadido necesario: el transporte de la bicicleta.

El dato aumenta en otras citas con gran renombre dentro del profesionalismo. La versión cicloturista del Tour de Flandes belga convocó este año a 15.345  personas para recorrer sus  muros (repechos con un firme de adoquín). Un 25% eran extranjeros y estaban representados 32 países. E idénticas circunstancias se les presentan a otras disciplinas. En 2011 el Valencia Triatlón, el segundo de mayor tamaño de España, 2.200 participantes, contaba con un 10% de foráneos.

"También se constata un creciente gusto por viajar a sitios donde se ofertan deportes de riesgo, un riesgo controlado por los agentes turísticos –dice Mazón–. Ante esta demanda, la oferta debe adaptarse. El sol y la playa siguen gustando, pero también se quiere un algo más". Y de ahí, consecuentemente, todas las ramificaciones de un sector en alza.

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