Los bomberos tuvieron ayer una curiosa experiencia al comprobar el instinto de protección que tienen los perros. La propietaria de una vivienda de la calle Pintor Parra, en el Marítimo, bajó un momento a la calle para pasear a uno de sus dos perros. Tras cerrar la puerta, comprobó que se había dejado las llaves dentro y llamó a los Bomberos. En el interior del piso dormía su hija, de seis meses.Los agentes entraron al domicilio por la ventana y allí descubrieron un perro, cruce de pastor alemán, que comenzó a ladrarles. Los bomberos cogieron un silla de la cocina y la utilizaron a modo de escudo (por si el animal les atacaba), mientras el animal se dirigía a la habitación de la pequeña y, junto a la cuna, ladraba a los ‘intrusos’.