"No agitar los brazos al andar, caminar erguida, con movimientos suaves, sin hacer ruido, el pelo siempre cubierto y la ropa despegada del cuerpo, sin marcar las formas". Eso es la elegancia y el estilo desde el punto de vista islámico.
Si una europea quiere pasar desapercibida al pasear por las calles de un país islámico y pretende no causar mala impresión sólo tiene que seguir esas indicaciones.
Contra tópicos establecidos, las mujeres musulmanas cuidan mucho su imagen, en la medida en la que pueden permitírselo.
Las mejores firmas de moda de Europa tienen una importante clientela en los países del golfo pérsico. Pero las damas de la alta sociedad islámica sólo lucen los vestidos de inspiración occidental para sus maridos y familiares cercanos, cuando abandonan las túnicas y los segadores que utilizan por la calle.
Ahora, el Gobierno iraní pretende dar un paso más allá. Dejar a un lado las influencias europeas y mostrar al mundo el orgullo de sus tradiciones.
Demostrar que el Shador también puede ser una prenda de moda. Las mujeres iraníes, consideradas como de las más bellas del mundo, cuidan mucho su imagen personal, especialmente en las zonas del norte, como en Teherán. No es difícil encontrar por la calle a jóvenes con el cabello teñido de colores cuyos atrevidos se asoman tímidamente al borde de las cabezas cubierta por el velo.
Las túnicas, amplias gabardinas y segadores que utilizan para disimular sus formas son de corte perfecto. El desfile organizado en Irán, dentro de la más estricta ortodoxia estilística islámica, supone, sin embargo, una cierta apertura a occidente, a pesar de la lejanía de las propuestas estéticas que se exhibieron en la pasarela.
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