Unas 3.500 hectáreas han sido devastadas por el fuego en la Montaña Pasiega y Oriental de Cantabria, según FNyH

La Fundación aboga por una revisión de las políticas actuales de gestión de los incendios a nivel regional
Incendio En La Montaña Pasiega
Incendio En La Montaña Pasiega
EUROPA PRESS
Incendio En La Montaña Pasiega

Del orden de 3.500 hectáreas de monte bajo de la Montaña Pasiega y Oriental se han visto afectadas por fuegos provocados, según la Fundación Naturaleza y Hombre, que destaca que el 71% de la superficie quemada en esta zona de Cantabria se encuentra en el interior de espacios naturales protegidos por la Red Natura 2000: El LIC Montaña Oriental y el LIC Sierra del Escudo.

Espacios que fueron declarados, entre otros valores, por la presencia de brezales húmedos atlánticos, como los que habitualmente son afectados por los incendios. La superficie arrasada por el fuego se ha visto incrementada cerca de un 23% con respecto al año 2011, año en el que fueron devastadas 2.861 ha, según datos de la Guardería de Fundación Naturaleza y Hombre.

Las zonas afectadas se han localizado en los municipios de Arredondo, San Roque de Riomiera, Soba, Selaya, Vega de Pas, Luena, San Pedro del Romeral y Ruesga. No obstante, los incendios en Cantabria no se han limitado a la Montaña Pasiega y Oriental, sino que han afectado múltiples espacios como Peña Cabarga, o los valles de Nansa y Saja.

El origen de esta serie de incendios provocados responde a una práctica ganadera tradicional, conocida como "quema de rastrojos" que se ha venido utilizando para la apertura de pastos y su posterior aprovechamiento por parte de la cabaña ganadera. No obstante, según FNyH, no se puede hablar de técnica de manejo, ya que las quemas se hacen de forma descontrolada y aprovechando los momentos menos favorables, es decir, cuando sopla el viento sur.

"Condición meteorológica que los pirómanos aprovechan, ya que este tipo de viento sopla de forma constante y seca la hierba y el matorral". Una vez quemada la superficie de matorral se produce un brote de hierba tierna, que se aprovecha como pasto en primavera y verano. Pese a que la quema de rastrojos es una práctica con un fuerte arraigo cultural, la FNyH recuerda que resulta "altamente perniciosa tanto ecológica como económica y socialmente".

"El beneficio de esta práctica no es más que un espejismo, puesto que en la combustión se ocasiona en primer término una pérdida irremediable de suelo y en segundo una pérdida global de biodiversidad".

Por todo ello, la Fundación Naturaleza y Hombre aboga por una revisión de las políticas actuales de gestión de los incendios a nivel regional. Un cambio que permita poner el acento en la prevención y en la identificación de aquellas áreas más vulnerables, además de servir como vía para identificar los principales grupos de interés y favorecer el diálogo entre ellos y la administración.

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