Richard Mosse fotografía en infrarrojo la guerra del Congo para 'ver' la tragedia

  • El premiado fotoperiodista irlandés utiliza una película fabricada para fines militares para intentar 'entrar' en la magnitud del conflicto.
  • Los colores y los tonos convierten las imágenes en paisajes irreales.
  • En la República Democrática del Congo ha muerto 5,4 millones de personas desde 1997. Ha habido 400.000 violaciones.
Un mando militar de una de las milicias de la República Democrática del Congo posa para Richard Mosse
Un mando militar de una de las milicias de la República Democrática del Congo posa para Richard Mosse
© Richard Mosse. Courtesy of the artist and Jack Shainman Gallery, NY
Un mando militar de una de las milicias de la República Democrática del Congo posa para Richard Mosse

Dicen que la segunda guerra en la República Democrática del Congo terminó en 2003. La tragedia tuvo una dimensión tan monstruosa (5,4 millones de muertos, 400.000 mujeres violadas) que es difícil entenderla en su terrible magnitud. El conflicto, que comenzó en 1997, ni siquiera ha terminado: el control de las minas de oro y los yacimientos de coltán y taltanio —utilizados para la fabricación de teléfonos móviles— hacen que la guerra prosiga.

El fotoperiodista Richard Mosse (Irlanda, 1980) ha intentado mostrar la guerra, uno de esos enfrentamientos bélicos que permanecen en la opacidad para el resto del mundo, mediante una mirada distinta: con película infrarroja. Es un intento de que la dimensión sin parangón y la vileza del conflicto asalten nuestros ojos mediante la extrañeza y la irrealidad.

Milicias nómadas

Como el novelista Joseph Conrad, que hace un siglo situó en el mismo escenario la novela El corazón de las tinieblas, la crónica de un enloquecedor viaje hacia el delirio de la violencia —que, a su vez, inspiró la película Apocalypse Now (Francis Ford Coppola, 1979)—, Mosse quiere describir un desastre humanitario demasiado complejo para los métodos tradicionales de representación: más de 15 grupos étnicos implicados, milicias nómadas que arrasan lo que encuentran, violaciones de mujeres como armas de guerra, enormes intereses económicos...

La intención de que las fotos transmitiesen esa irrealidad primó en la decisión del reportero de utilizar la película Aerochrome II, un film fabricado por Kodak y desarrollado para usos militares en la década de los años cuarenta del siglo XX. La película, que la empresa dejó de producir el año pasado, era empleada para detectar el camuflaje bélico en retratos aéreos.

Las fotos de Mosse, que se exhiben en la exposición Infra de la galería Open Eye, en Liverpool (Reino Unido), muestran el paisaje del desastre bajo la irreal óptica de la película, que filtra la luz infrarroja invisible para el ojo humano y muestra los motivos en tonos azul lavanda, carmesí y rosa intenso. La "patología" de la guerra del Congo es tan compleja que "escapa a la comprensión de nuestra mirada", ha declarado el fotógrafo al comentar su opción estética.

En sus viajes por el este del país, la zona más castigada por la guerra, el reportero siguió a grupos rebeldes armados en busca de alianzas en un territorio selvático plagado por las emboscadas, las masacres y la violencia sexual sistemática. Un estudio publicado en 2011 en la revista médica, American Journal of Public Health, concluyó que unas 48 mujeres son violadas cada hora en esta zona, donde 1,7 millones de personas han tenido que abandonar sus hogares y desplazarse a lugares con menos violencia.

Durante los últimos siete años Mosse ha ejercido el fotoperiodismo en Yugoslavia, Irán, Iraq, Pakistán, Haití y Siria. En los escenarios de desastres naturales o violencia bélica siempre ha intentado ofrecer una opción personal y alejada de los cánones del documental, porque el primer deber de un reportero, señala, es "ponerse en duda a sí mismo".

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