'La Gioconda madrileña' se reunirá con su gemela en una exposición en el Louvre

  • Esta Gioconda, fue ejecutada por un discípulo de Da Vinci bajo su supervisión.
  • Se expone desde este martes en el Louvre no muy lejos del original que la inspiró.
  • En una exhibición de la también recién restaurada Santa Ana, considerada la última obra maestra del genial renacentista.
Parte hacia Paris la Gioconda 'madrileña'
Parte hacia Paris la Gioconda 'madrileña'
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Parte hacia Paris la Gioconda 'madrileña'

La Gioconda del Prado, versión pintada en el taller de Leonardo da Vinci, se expone desde este martes en el Museo del Louvre no muy lejos del original que la inspiró, en una exhibición de la también recién restaurada Santa Ana, considerada la "última obra maestra" del genial renacentista.

Esta Gioconda, ejecutada sin duda por un discípulo aventajado de Da Vinci (1452-1519), bajo su supervisión, no se expone junto a la del genio florentino, sino que se presenta en el Hall Napoléon, en la planta baja del museo parisino.

El cuadro original, que recibe diariamente una media de 20.000 visitantes, permanece en su sala habitual del primer piso "por razones de seguridad, de conservación y de acogida", explicó el comisario de la muestra, Vincent Delieuvin.

"Pero -resaltó- tenemos un cuadro que sirve perfectamente" para representarla, que fue "estudiado recientemente" y que gracias a su restauración "muestra la composición en un fase intermedia".

Agregó, no obstante, que esta versión pintada por uno de los dos discípulos favoritos de Da Vinci, Salaï (1480-1524) o Francesco Melzi (1493-1572/73), es "menos sorprendente" que las versiones de  La Santa Ana.

Santa Ana, la última gran obra

La concepción de esta "última obra maestra" de Da Vinci, en la que el pintor trabajó hasta su muerte y durante casi dos décadas, es, dijo, "mucho más ambiciosa", entre otras razones por tratarse de un grupo en movimiento, del que se conocen numerosas variaciones.

El Louvre reúne algunas de ellas, que muestran un cambio de dirección del grupo o una Santa Ana rejuvenecida y contemplativa, lejos de la que inicialmente intenta evitar que su hija, la Virgen, proteja en exceso a Jesús del sacrificio que le espera, representado por un Cordero Pascual, en el lugar donde estuvo San Juan Bautista.

Todo ello a partir de un primer pequeño dibujo original, creado con un método inédito que el maestro llamaba "componimento inculto" (composición instintiva) por el que superponía un magma de líneas y sombras de las que sólo él sabía extraer la estructura soñada.

De la Gioconda conservada en el Prado desde 1666 -cuya extraordinaria calidad fue redescubierta a principios de este año tras su restauración y estudio técnico con motivo de esta exposición-, el comisario resaltó que fue creada en el taller de Leonardo "al mismo tiempo que trabaja sobre su cuadro".

"Como siempre, destacó, el alumno termina antes que él, porque él tarda mucho tiempo en pintar sus cuadros, y esas copias son como una fotografía del original en un momento dado de su ejecución".

Por eso "es muy interesante esta Gioconda", "hermana gemela" de la del Louvre, junto a la que estuvo en el taller de Leonardo y que muestra un momento del paisaje luego desaparecido del original, "recubierto por otros elementos de la pintura", destacó.

"Como dice muy bien en el catálogo nuestra colega Ana González Mozo" (coautora de los estudios y la restauración junto con Almudena Sánchez Martín), en el taller "no buscaban reproducir fielmente" el famoso "sfumato" de Da Vinci, "toda su ciencia de la pintura, sino que "es más bien la forma lo que les interesa", explicó.

La Gioconda del Prado, junto con el San Juan Bautista de Da Vinci, ocupa una sala principal en la muestra, contigua al espacio estelar donde resplandecen La Santa Ana y el cartón de Brulington House, una representación de Santa Ana, la Virgen, el Niño y san Juan Bautista, conservado en la National Gallery de Londres.

Además de reunir estas dos obras y descubrir en todo su esplendor también por primera vez La Gioconda madrileña y La Santa Ana, tras sus respectivas restauraciones, la muestra incluye otras piezas maestras de Da Vinci y de su taller, pero también de Rafael y Miguel Ángel y de autores como Delacroix, Degas, Odilon Redon y Max Ernst.

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