El catedrático de Historia Contemporánea de la Universidad Complutense de Madrid Emilio de Diego García pronuncia este lunes la conferencia titulada El Drama del Liberalismo, en el que repasa cómo, paradójicamente, la represión ejercida por Fernando VII contra este movimiento favoreció su propagación durante la primera mitad del siglo XIX, hasta implantar en España lo que él denomina "un régimen liberal no democrático".

La conferencia tiene lugar este lunes, día 26 de MARZO, a las 19.30 en el Ateneo Jovellanos de Gijón (C/Francisco Tomás y Valiente, 1), en el marco del ciclo dedicado al bicentenario de la promulgación de la Constitución de Cádiz.

Los organizadores de la cita explican que en España, la crisis de la monarquía absoluta, que se arrastraba desde las últimas décadas del siglo XVIII, desembocó entre 1808 y 1843 en la implantación de un régimen liberal no democrático. En una situación de guerras y revolución se fragua el Estado liberal y cambian los fundamentos de la sociedad estamental.

Este cambio político y social con respecto al Antiguo Régimen se denomina revolución liberal. La abdicación de Carlos IV (marzo 1808) y la ocupación francesa dieron lugar a la guerra de la Independencia (1808-1814). De forma paralela a esa guerra se realizan propuestas para transformar las viejas estructuras políticas y sociales de la monarquía absoluta. El esfuerzo de modernización política, plasmado en la Constitución de 1812, terminará de forma abrupta con ja llegada de Fernando VII a España en 1814: se deroga la Constitución de 1812, se disuelven los poderes liberales y se paralizan las reformas socioeconómicas.

Su llegada al trono español es posible gracias al contexto internacional de la Restauración y a la debilidad del régimen liberal español. La política absolutista se caracteriza por la recuperación de los privilegios de la nobleza y el clero, eliminados en la Carta Magna, y la persecución hacia los liberales. No obstante, el efecto que se consiguió fue el contrario al que se pretendía. Esta represión inauguró el pronunciamiento, y la propagación del ideario liberal a través de sociedades secretas masónicas, integradas por militares, comerciantes, artesanos, nobles y clérigos.