Cómo trasladar las emociones al hogar utilizando la colorterapia

  • Los colores de la casa pueden influir en nuestro estado emocional.
  • Cuáles son las tonalidades más apropiadas para cada estancia.
  • Cocina y baño: blanco o azul para primar la sensación de limpieza.
Detalles en azul y verde en un salón basado en los tonos blancos.
Detalles en azul y verde en un salón basado en los tonos blancos.
FLICKR/Plage
Detalles en azul y verde en un salón basado en los tonos blancos.

El rojo del sofá del salón, el estampado de los visillos de la cocina, los tonos pastel del dormitorio... Los colores pueden influir de manera decisiva en nuestro estado de ánimo.

La cromoterapia o colorterapia, una creencia que se conoce desde la antigüedad, apuesta por emplear la gama cromática como elemento curativo, estimulante o antidepresivo.

En el hogar no está de más tenerlo en cuenta. "Cada color aporta un significado a la persona que lo percibe. No es igual pintar una habitación cuando lo que se pretende es relajarse que cuando lo que se busca es activarse", explican desde el portal de reformas Tenders. Ante la duda, los expertos recomiendan escoger colores claros antes que los oscuros.

La paleta del pintor

Azul

Su gama clara inspira tranquilidad, mientras que con una tonalidad intensa crearemos un ambiente sobrio.

Rosa

Ya no es solo para chicas: se ha convertido en un imprescindible para quienes están a la última en tendencias decorativas. Evoca relajación, enamoramiento y sensibilidad, aunque también depende de la tonalidad. Mientras el fucsia se asocia a la estética pop y el rosa carmín a la decoración vintage, el rosa pastel sigue siendo el más popular para una habitación infantil.

Verde

Con tonos pastel es obtendremos una estancia cálida –por ejemplo, para una habitación infantil–, pero si nos vamos al fluorescente, se puede convertir en un lugar perturbador. Algunos decoradores huyen de él por asociarse a hospitales y consultorios médicos.

Rojo

Aunque da sensación de calidez, pocas personas se arriesgan a pintar alguna pared de este color tan llamativo. No conviene abusar de sus poderes estimulantes.

Naranja

Da mucha alegría, pero tampoco es fácil usarlo. Puede combinarse con elementos blancos y limpios en habitaciones amplias, porque el efecto óptico que produce tiende a reducir los espacios. Este tono a menudo despierta apetito y se suele usar en la cocina.

Amarillo

Una tonalidad fuerte es perfecta para un salón, mientras que para un lugar más tranquilo, como un dormitorio, debemos usar una tonalidad suave. Los diseñadores de interiores lo utilizan siempre con ciertas precauciones: a la vez que transmite calidez, es uno de los colores más agresivos.

Negro

Se emplea a menudo en lugares de corte minimalista. Sin embargo, no aporta muchos beneficios a nivel emocional, porque se le asocian características negativas como el dolor, la tristeza o lo oculto. En la decoración, debemos hacer un uso limitado: bien para muebles lacados, bien para contrastarlo frente a la claridad del resto del mobiliario.

Pureza para el baño y la cocina

La cocina y el baño son dos estancias en las que debe primar la sensación de limpieza. De ahí que se recurra al blanco o a tonalidades de azul para las paredes, aunque la última tendencia en decoración apunta a insertar pinceladas de color (electrodomésticos, azulejos, elementos textiles).

Si no queremos meter la pata, los tonos neutros –como el blanco o el crudo– son la opción más viable.

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