Y es que a partir de ahora, el trayecto definitivo del tren y, consecuentemente, la posibilidad de que la ciudad cuente con una estación intermodal (con parada conjunta para tren y metro) pasa por sus manos. Este organismo estatal es el que debe decidir si se puede desviar el río Beiro (atraviesa la ciudad soterrado) hacia la izquierda, por el perímetro de la actual estación ferroviaria, a fin de que el tren llegue a la capital a 7 metros bajo suelo y coincida a la misma cota que el metro bajo el segundo puente del Camino de Ronda (el del Estadio de la Juventud).

Es la propuesta que el Consistorio remitió a Fomento (cuesta cuatro millones más) y cuyos representantes consideran «técnicamente viable», según el concejal de Urbanismo, Luis Gerardo García Royo. «Nos separan dos metros de una solución magnífica, que evitaría a los ciudadanos tener que recorrer 800 metros» de la estación ferroviaria a la parada del metro más cercana.

Espacio para la estación

«Si se baja la cota dos metros, no habría que levantar el muro de la calle Jesse Owens y en ese espacio cabría perfectamente la estación» compartida, apunta Royo. Y agrega: «Sólo falta voluntad política». Es decir, que la Confederación dé el visto bueno y que la Junta acepte soterrar antes el metro, en Villarejo. Es en este extremo donde el Consistorio teme más retrasos para la infraestructura.

Muchas viviendas en el aire

Del trayecto definitivo del tren de altas prestaciones depende también el «desarrollo de dos planes parciales», en La Chana, donde se construirán 1.000 viviendas, recordó el alcalde, José Torres Hurtado. Aun así, las obras comenzarán el 27 de junio «sin que se sepa por dónde pasa el AVE», comentó antes de que finalizara la aireada reunión. Al menos, según dijo Royo, en este punto «parece que no hay problema, el tren pasará en trinchera» (soterrado) de forma que no dividirá al barrio en dos.