No le basta con que le jure que no soy del Grupo Prisa y que estoy en contra del adulterio. «Pásate por misa y escucha lo que digo. Llevo 15 años oficiando y ahora sale esta gente diciendo cosas esperpénticas y surrealistas sobre mí». Y me colgó.Supongo que el cura está quemado. Está convencido de que sólo defiende la doctrina de la Iglesia. Incluso el obispo José Antonio le compara con Jesucristo.  Monseñor, ¿no le parece que se le ha ido la mano? Si el padre Pedro es un santo hay que convencer a Benedicto XVI en Valencia para que lo ponga en lugar de Navarro Valls en el Vaticano o hay que abrirle sitio en el altar junto a Escrivá de Balaguer. No sé qué pensar de la carta enviada al Obispado por 140 feligresas que se sentían  señaladas con el dedo porque el párroco les dijo en misa: «Os quedan ocho o diez años de vida: menos joyas y más rezos»; «los hijos de las separadas se suicidan a los 14 años». Si eso no es cierto, padre: ¿dónde está Dios, que deja que se inventen tamañas calumnias? Y si es verdad, padre: ¿dónde está Dios que no le tapona a usted esa boca?