El Juzgado de Menores de Santander ha impuesto doce meses de libertad vigilada y seis de convivencia en un grupo educativo, así como alejamiento del domicilio familiar a un chico de 17 años por agredir a sus padres y mantener continuos enfrentamientos con ellos cada vez que estos intentaban prohibirle algo.

La sentencia, de conformidad entre las partes, considera al menor, que presentaba conductas agresivas desde los 16 años, responsable de un delito de violencia en el ámbito familiar, dos de violencia doméstica por violencia física y otro de violencia doméstica por amenazas leves.

El juez considera probado que en una ocasión, el acusado intentó "apalear" a su padre con un palo y le insultó porque éste le reprochó que llegara a casa a las seis de la mañana.

Otro día que estaba castigado sin salir, el chico comenzó a arrojar objetos contra las paredes y a dar patadas y cabezazos. Asimismo, propinaba empujones a su madre cuando ésta intentaba que no saliera de casa.

El chico también se puso muy agresivo una noche cuando sus padres le dijeron que no podía salir, e intentó romper enseres domésticos. Al ir a sujetarle su madre, la agarró por detrás y la tiró contra la pared, sin que sufriera lesiones externas.

Ese mismo día, el menor pasó a residir en el centro CAIF de Santander, comenzando a cumplir libertad vigilada de forma cautelar en julio de 20011, tiempo que se contempla como abonado en la sentencia.

El juez deja en suspenso la medida de convivencia en un grupo educativo, en tanto en cuanto el chico continúe residiendo de forma adecuada en la unidad familiar en la que se encuentra actualmente, en concreto en la Unidad de Socialización de Cueto.