Condenado a 19 años de cárcel el joven acusado de matar de un tiro a un amigo en Los Palacios

La Audiencia Provincial de Sevilla ha condenado a 19 años y tres meses de cárcel a Jorge M.R., el joven acusado de asesinar en octubre de 2009 a plena luz del día a un amigo en Los Palacios y Villafranca (Sevilla) tras dispararle un tiro en el pecho con una escopeta que había comprado días antes, careciendo además de licencia de armas para ello.

Así, fuentes del caso han informado a Europa Press de que, después de que un jurado popular emitiera un veredicto de culpabilidad, la Audiencia Provincial ha condenado al imputado a 17 años de cárcel por un delito de asesinato; a 18 meses de prisión y al pago de 1.440 euros por un delito de falsedad documental, y a nueve meses de cárcel por un delito de tenencia ilícita de armas.

En cuanto al delito de asesinato, la Audiencia Provincial tiene en cuenta para la imposición de la pena las agravantes de abuso de confianza y aprovechamiento de lugar, así como la atenuante analógica de confesión y la atenuante de reparación del daño, por lo que le condena a 17 años de cárcel y a la prohibición durante cinco años de residir en Los Palacios.

Según las fuentes consultadas por Europa Press, el acusado deberá hacer frente al pago de las costas y tendrá que indemnizar con 150.000 euros a los padres de la víctima y con 35.000 euros al hermano menor. La prohibición de residir en Los Palacios, así como la aplicación de las agravantes, fueron peticiones exclusivas de la acusación particular, ejercida por los letrados Juan Antonio Navas y Agustín Martínez, que pidieron un total de 24 años de cárcel.

De su lado, la Fiscalía pedía para el imputado 23 años de cárcel y el pago de una indemnización de 152.000 euros a la familia de la víctima, mientras que su defensa, que recurrirá la sentencia condenatoria que dicte la Audiencia Provincial, había solicitado, teniendo en cuenta el veredicto, que se le condenara a la pena mínima posible legalmente establecida por cada uno de los tres delitos.

Durante su declaración en el juicio, el acusado aseguró que el disparo "se escapó" durante un forcejeo entre ambos y defendió que "en ningún momento quiso matarlo", sino que se trató de un "accidente". Así, quiso aclarar que el fallecido "no era su amigo" y que lo conocía "de haberlo visto cuatro veces" por el pueblo, aunque reconoció que la víctima lo llamaba por teléfono "para que lo acompañara a robar", algo que hizo "en dos o tres ocasiones", e incluso una vez ambos fueron detenidos por el robo de cobre.

Compró la escopeta sin licencia y para "ir de cacería"

Tras aseverar que el fallecido "quería ir a robar" con él, una situación que desencadenaba "discusiones" entre ambos, el acusado explicó que el 15 de octubre de 2009, dos días antes de que tuvieran lugar los hechos, acudió a una armería de Los Palacios y compró una escopeta "para ir de cacería" con su padre y con su hermano, aunque admitió que no tenía licencia de armas y que, para adquirir el arma, utilizó el permiso de su padre e "imitó" su firma.

Al día siguiente, según su relato, fue al campo a probar la escopeta y, para ello, la cargó con tres cartuchos, pero no llegó a disparar ninguno de ellos "porque no se posó ningún pájaro", tras lo que vació el cargador y "no se dio cuenta" de que uno de estos cartuchos se quedó en la recámara. Ya el día de los hechos, la víctima "me llamó para que fuéramos a robar y empezó a insistirme, por lo que quedé en su casa para decirle a la cara que me dejara en paz, que no iba a ir más a robar con él".

"Fui a su casa y le dije que la relación de robos había terminado, por lo que me fui de allí, pero él se montó en el coche y me pidió que lo llevara a un sitio donde tenía unas cosas robadas, y lo llevé con la condición de que estas cosas no las iba a montar en mi coche", según explicó, añadiendo que, una vez lo dejó en el lugar, "me monté para irme, pero se puso en medio del camino, por lo que me bajé del coche y, de pronto, me agarró del cuello".

Sólo quería "intimidarlo"

En ese momento, "le pegué un empujón y cayó al suelo de espaldas, momento en el que cogió una piedra, por lo que cogí la escopeta para intimidarlo y asustarlo", pero la víctima "se me echó encima y, en el forcejeo, agarró el cañón de la escopeta y, de pronto, se escapó sin querer un tiro", tras todo lo cual "me puse muy nervioso y me marche del lugar".

Posteriormente, según dijo, fue a su casa y le contó lo sucedido a su familia, tras lo que acudieron al cuartel de la Guardia Civil "a contar lo que había pasado, que fue un accidente, pues en el forcejeo se escapó un disparo". "Siento lo sucedido por su familia, pero en ningún momento quise matarlo, no soy ningún asesino", concluyó.

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