La situación en la ciudad siria de Homs sigue siendo dramática. Según varios grupos de la oposición, el régimen de Bachar al Asad suma este martes su décimo día de bombardeos sobre esta localidad situada en el centro de Siria. Las informaciones son confusas y no pueden verificarse debido a las restricciones impuestas a los periodistas, pero se habla ya de varios muertos.

Los Comités de Coordinación Local en Homs aseguran que los ataques contra el barrio de Bab Amro, el más castigado por la represión del régimen, continúan. Varios helicópteros, han explicado, han sobrevolado en las últimas horas la ciudad a baja altura, mientras el sonido de disparos es constante en algunos barrios.

Estos comités han informado de que al menos 10 personas han fallecido en el bastión opositor de Homs, objetivo de un bombardeo indiscriminado de las fuerzas del régimen, y en otras localidades de la misma provincia.

Entretanto, en la provincia sureña de Deraa, seis carros blindados han irrumpido en la localidad de Al Tiba, donde los leales al presidente han practicado varias detenciones, según estos comités y la Comisión General de la Revolución Siria.

Las presiones diplomáticas se han intensificado en los últimos días. Hace dos días, la Liga Árabe acordó pedir al Consejo de Seguridad de la ONU formar una fuerza de paz conjunta para Siria, así como retirar a sus embajadores del país y aumentar las sanciones económicas contra el régimen.

La ONU alertó el lunes de que Siria se sumirá "pronto" en una guerra civil si continúan los "ataques indiscriminados" contra la población civil a manos de las fuerzas gubernamentales, por lo que pidió "acción" a la comunidad internacional para que se logre el fin de la violencia.

Por su parte, el portavoz de la Casa Blanca Jay Carney afirmó que Estados Unidos hará todo lo posible para aislar y presionar al régimen de Al Asad, y criticó los "desagradables actos de violencia" perpetrados por las autoridades sirias contra su pueblo, "que solo busca una transición democrática y una vida mejor".

Desde el inicio de las protestas a mediados de mayo pasado, más de 5.400 personas, entre ellos 400 niños, han muerto, según los datos de la ONU ofrecidos en enero pasado, aunque desde entonces el organismo no puede calcular una cifra fiable. La oposición siria estima que las víctimas civiles superan las 6.000 e incluso hay países, como Arabia Saudí, que hablan de más de 7.000 muertos.