Cualquier objeto podía ser reducido: camas, sillas, vajillas de plata, sartenes de cobre, los jarrones de cerámica de Delft tan apreciados en los Países Bajos....  Entre las clases altas europeas de los siglos XVII y XVIII había entusiastas que dedicaban tanto tiempo al juguete como a su vivienda.

El Gemeente museum de La Haya (Holanda), expone en XXSmall la historia de las casas de muñecas con curiosos y complejos ejemplos holandeses, europeos e incluso orientales de estos pasatiempos para niños y adultos que se convirtieron en el siglo XVII en objetos de lujo.

La muestra cuenta con uno de los ejemplares mejor conservados de Holanda: la casa de muñecas de la coleccionista de arte Sara Rothé, integrada en un mueble, data de 1745 y es una de las joyas de la colección permanente del museo. Los interiores de gran detallismo -el tapizado de terciopelo de una silla, los tomos de cuero de una biblioteca, la alfombra de un salón- se corresponden con los distinguidos personajes que la habitan y son un testimonio de la decoración y los materiales empleados en las casas de la época.

La reducción de nuestro mundo más cercano es un arte que obsesiona al ser humano desde hace miles de años. Los ejemplos más antiguos de casas de muñecas se encontraron en tumbas egipcias del Imperio Antiguo, hace cerca de 5.000 años.

En Europa, la recreación de ambientes domésticos se hizo popular en el siglo XVI y a partir de entonces las miniaturas comenzaron a ser cada vez más fieles. Un ejemplo de realismo llevado al extremo es la típica vivienda inglesa del siglo XVIII que también se expone en XXSmall: la pequeña construcción es una copia exacta de un edificio que sigue existiendo en el número 27 de King Street de la ciudad de King's Lynn, al este de Inglaterra.

Una casa de campo de Bolonia de techos pintados al fresco y mobiliario típico italiano completa la colección de suntuosos hogares europeos en miniatura. Entre las piezas creadas en el lejano oriente -otra de las cunas de la miniatura- hay una completa cocina japonesa y un templo chino.

Pero la exposición no se limitan al diseño de interiores de las mansiones. Dentro de la variedad de las piezas de la muestra hay una exquisita granja con animales, establos y herramientas para trabajar la tierra. El juguete campestre fue un regalo para la entonces princesa Juliana, que reinaría en los Países Bajos como Juliana I de 1948 a 1980. La niña recibió el juguete al cumplir dos años (en 1911) para que comenzara a instruirse sobre la vida en el campo.

Lejos del preciosismo clásico, entre las piezas más innovadoras hay una reproducción de un salón con muebles de diseño vanguardista correspondientes al movimiento artístico de la primera mitad del siglo XX  De Stijl con diseños de Gerrit Rietveld y trabajos en miniatura de diseñadores holandeses como Viktor & Rolf. Además, la ambiciosa muestra incluye incluso un museo en miniatura que contiene diminutas pinturas auténticas y dibujos de artistas del siglo XX como Sol LeWitt, Damien Hirst o Louise Bourgeois.