¿Bañarse en la Barceloneta antes de esquiar? ¿Hacer unos eslálones antes de cenar en un restaurante del centro de Barcelona? Parece una broma, pero podría ser una realidad en un futuro no muy lejano.

Una empresa holandesa ha propuesto al Ayuntamiento de Barcelona construir una pista de esquí de 39.000 metros cuadrados en la Zona Franca. La instalación podría ser una realidad en 2015, cinco años antes de los Juegos de Invierno que Barcelona aspira a acoger junto a los Pirineos, según los diarios The Guardian y Le Monde.

Sería similar a la que hay en Dubái que, con sus 80 metros de ancho y 400 de largo, es la mayor pista de esquí cubierta del mundo. Cuenta con varios recorridos, remontadores, toboganes helados, un bar de hielo... y una producción diaria de 30 toneladas de nieve en pleno desierto. Sin embargo, los responsables del proyecto sostienen que la pista barcelonesa sería "sostenible" porque se aprovecharía el frío residual de la regasificadora del puerto, aunque el consistorio tiene previsto usarlo para refrigerar las viviendas del barrio de la Marina del Prat Vermell, en plena transformación.

"Sólo los escuchamos como a tantas otras empresas y el proyecto está sobre la mesa como muchos otros, pero no hemos tomado ninguna decisión", señalaron a 20 minutos fuentes municipales.

La idea ha sido recibida con frialdad por parte de la Federació d’Associacions de Veïns de Barcelona (FAVB), que la califica de "absurda". "Parece un chiste. Ya lo dijimos nosotros: después de la pista de hielo, una de esquí en Collserola", ironizó su presidente, Jordi Bonet. En su opinión, crear una pista de esquí en el Mediterráneo y en pleno calentamiento global "es una animalada desde una visión climática y energética".