Si hay un dato que confirma la fuerza laboral de los inmigrantes en esta región, ése es que el 85% de los trabajadores del faraónico proyecto de reforma de la M-30 son extranjeros, según cálculos de los sindicatos CC OO y UGT.

En las obras trabajan unos 5.000 obreros, de los que  más de 4.000 son foráneos.

Pero estar empleado en el proyecto estrella del alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, puede ser un infierno, según los sindicatos.

Por cuenta del encadenamiento de subcontratas no sólo se detectan trabajadores en situación irregular, sino que éstos están sometidos a horarios maratonianos a precio de saldo. Además, sólo tres inspectores de trabajo vigilan el desarrollo de la obra.

A contrarrelojEn la M-30 se trabaja a toda prisa para acabar antes de las elecciones de 2007 con jornadas de hasta 14 horas, cada una a 6,50 euros, prestaciones y fines de semana incluidos.

En este mismo sector, otros empleados pueden cobrar hasta 15 euros la hora.

"El salario bruto medio de un obrero de la M-30 es de entre 900 y 1.000 euros, pero con tantas horas llegan a los 1.500 o 1.700", asegura Domingo Martínez, de UGT.

Y añade: "Lo normal sería trabajar 40 horas semanales, pero claro,  hay que terminar como sea".

La situación laboral de los trabajadores extranjeros se complica, en muchos casos, por su falta de formación y por el temor a un despido.

A veces ocurre que cuando los inspectores acuden al tajo ellos mismos mienten sobre su horario. Asustados por las consecuencias, dicen CC OO y UGT, aseguran que cumplen sólo ocho horas.

Pero el infierno no acaba ahí. Según Víctor García,  de CC OO, algunas subcontratas portuguesas descuentan del sueldo de los trabajadores de ese país el alquiler de los pisos en los que viven en Madrid.

"Lo que ocurre en la M-30 es una vergüenza", señala. El Ayuntamiento no ofrece datos sobre los trabajadores de esta obra.

Accidentes encubiertos