Seis colegios públicos de Primaria ubicados en la ciudad de Valencia se ven forzados a impartir el primer ciclo de Educación Secundaria Obligatoria (ESO) ante la falta de plazas en institutos, centros en los que se deben impartir estas enseñanzas.

Se trata de un problema que se ha vuelto crónico en dos distritos de la capital, Jesús y Patraix, donde debería haberse construido el prometido nuevo instituto en el solar ubicado junto al Hospital Doctor Peset. Pero allí solo hay un cartel en el que pone Ací el teu nou institut y las características de una obra que permanece en un cajón.

Mientras, 433 alumnos de 1.º y 2.º de la ESO pagan las consecuencias y tienen que  cursar el inicio de la Secundaria Obligatoria en sus colegios de Primaria. Este problema afecta a los colegios públicos Ciudad de Bolonia, Eliseo Vidal, Jesús, José Soto Micó, Santo Ángel de la Guarda y Tomás de Villarroya.

Todos ellos están situados en la zona suroeste de Valencia, a la que únicamente da servicio el instituto Juan de Garay, que no da abasto para absorber a los nuevos alumnos de la ESO.

Estos colegios, según confirman fuentes de la Conselleria de Educación, Formación y Empleo, son los únicos de toda la provincia que imparten el primer tramo de la ESO, lo que confirma que se  trata de un problema específico de Valencia ciudad.

Años de protestas

La Coordinadora por la Enseñanza Pública del Distrito de Jesús lleva años movilizándose para exigir el nuevo instituto con diferentes actos en el solar donde debe construirse el centro. Al mismo tiempo, han denunciado la "masificación" que se produce en los colegios al no poder dar salida a los alumnos de Secundaria y tener que quedarse con los alumnos más pequeños.

El Juan de Garay, a doble turno

“Cada año celebramos la colocación del cartel del nuevo instituto, que ya lleva puesto cuatro años en el solar”, explica el portavoz de la Coordinadora de Centros de Jesús-Patraix, Salvador Cerdán. Denuncia que el nuevo centro está contemplado en el mapa escolar de 1996 y que el IES Juan de Garay está desbordado y hace doble turno. “Hay chavales de 12 años que acaban a las nueve de la noche”, concluye.