Ante el aumento de las multas por orinar y escupir en la vía pública (de un 12,9% de julio a diciembre de 2011) el Ayuntamiento de Barcelona estudia la posibilidad de volver a instalar urinarios públicos en las calles. Lo declaró este martes a los medios el regidor de Medi Ambient i Serveis Urbans, Joan Puigdollers. Ahora sólo se distribuyen en fiestas mayores y en verbenas.

La Guàrdia Urbana ha impuesto 4.061 denuncias por este concepto (la mayoría por orinar, unos centenares por escupir y ninguna por defecar) entre julio y diciembre de 2011. Apenas hay impagados por la vergüenza que supone para los ciudadanos multados.

El consistorio barcelonés gasta anualmente 2.192.000 euros en limpiar diariamente los puntos negros con orines en los distritos con mayor concentración de locales de ocio, en el Eixample, Ciutat Vella y Sant Martí. El Ayuntamiento cuenta con una brigada de limpieza de entre 16 y 22 operarios, según la estación del año, dedicada a dejar las calles sin rastro de orines. Trabajan con entre 8 y 11 vehículos que limpian las calles con agua a presión mezclada con desodorizantes.

Según la Ordenança de Convivència en vigor en la ciudad, los ciudadanos pillados in fraganti usando la calle como retrete han de pagar 180 euros por orinar, 240 por defecar y otros 120 por escupir. Puigdollers ha matizado que la colocación de urinarios públicos estará sujeta al coste de su ubicación y gestión. El concejal insta a los establecimientos públicos a que, por el momento, permitan el acceso a sus lavabos a las personas que lo necesiten.