La población de osos en Cantabria se queda "estancada" en torno a 30 ejemplares y dos o tres osas con crías al año

Un macho adulto atraviesa la "barrera" de la autovía y entra varias veces en un colmenar cercano a Reinosa
Un Miembro De La Patrulla Oso De La FOP Midiendo Huellas De Oso Cerca De Reinosa
Un Miembro De La Patrulla Oso De La FOP Midiendo Huellas De Oso Cerca De Reinosa
FUNDACION OSO PARDO
Un Miembro De La Patrulla Oso De La FOP Midiendo Huellas De Oso Cerca De Reinosa

La subpoblación oriental de osos cantábricos se ha quedado "estancada" en torno a 30 ejemplares y dos o tres osas con crías al año. Alguno de estos osos orientales se acercan a los bosques inmediatos a la autovía Cantabria-Meseta (A-67), barrera que hasta ahora sólo ha franqueado un atrevido oso macho, según información de la Fundación Oso Pardo (FOP) recogida por Europa Press.

Cuando visitan estos bosques los osos "no desperdician la ocasión de catar algún que otro colmenar", como cuenta Jorge Aurelio Ruiz, de la Patrulla Oso de la FOP en Cantabria, quien a principios de noviembre recibió el aviso de unos apicultores del valle de Campoo sobre un posible daño de oso en un colmenar cercano a Reinosa.

Después de avisar a los guardas de la Consejería y al Seprona, acudió al lugar comprobando que un oso había tirado cinco colmenas. Localizó por donde entraba y salía el plantígrado, y encontró pelos del animal en cuatro puntos del colmenar. "Es una cosa rara que en esta época un oso cate un colmenar", asegura.

Para prevenir que vuelva se protege el colmenar con un pastor eléctrico. Pero el oso volvió a entrar y a derribar más colmenas. Entonces se rectificó el cercado añadiendo una tercera cinta a las dos existentes por si el animal se colaba entre los cables.

En los dos días siguientes el oso tiró más colmenas, "se ve que aguantaba el 'latigazo' a cuenta del premio en miel que conseguía". Hubo que añadir una pica en tierra de medio metro y regar la base, "como quien riega un árbol, para que la corriente le diera más fuerte".

El oso retornó al colmenar, pero esta vez no entró. La Patrulla Oso vio las huellas recientes en las inmediaciones. Por las medidas se trataba de un macho adulto. "Pero hambre no va a pasar, porque en los bosques de la zona tienen bellotas y hayucos suficientes", relata Jorge Ruiz en el Cuaderno de Campo de la Fundación Oso Pardo.

Los apicultores de la zona agradecen la protección de los colmenares y el interés de los guardas de la Administración y de la Fundación Oso Pardo para evitar los daños, añade.

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