El periodista y escritor Tomás Álvarez presenta su último libro, Las delicias del tuerto, una obra "divertida" y "provocadora" en la que el autor reflexiona sobre el momento actual del ser humano a través de un "caos" de breves relatos y textos sobre arte, pensamiento, paisajes y gastronomía.

Álvarez define el libro como un "caos" que contiene elementos de múltiples disciplinas y que no se puede ajustar a las "divisiones clásicas" de los trabajos literarios, si bien puntualiza que se trata de un "caos con orden" en el que el lector hallará fácilmente un hilo conductor.

La obra comienza con una frase del discurso que el humanista italiano Giovanni Pico della Mirandola pronunció durante una conferencia sobre la dignidad del hombre: "Con tu decisión puedes rebajarte hasta igualarte con los brutos o puedes levantarte hasta las cosas divinas".

Ese es el punto de partida desde el que el autor inicia una reflexión sobre el ser humano, al que advierte "cada vez menos productor" y en un proceso de transformación hacia una "masa consumidora" que le priva de libertad y lo aparta de la felicidad.

Contra esa tendencia, Álvarez opta por divertirse con esta "provocación literaria", que presenta siete meses después de su último trabajo, titulado Tres días para acercarse al arte.

"Temas aparentemente nada relacionados entre sí, como la inmigración, la guerra, la tecnología, los cuentos de princesas y el periodismo -al que Álvarez ha dedicado la mayor parte de su carrera profesional en la Agencia Efe, en la que ha sido director en diversas áreas y delegado en diferentes capitales- se mezclan en este trabajo.

El título, que se inspira en el cuadro de El jardín de las delicias de El Bosco, recoge la esencia de la célebre obra del pintor flamenco y da paso a un centenar de páginas en las que confluyen amor, naturaleza, vida, pasión, muerte y destrucción en un tono "plenamente colorista", apunta.

En palabras de Álvarez, el nexo entre los relatos es la idea de cuatro personas "gozando de la amistad, de la gastronomía y de la literatura" en un paisaje "lleno de belleza y apartado del estrés de cada día", escena que el autor imaginó para dar cuerpo a la obra.

La imagen de la portada, del artista leonés Alfredo Omaña cuyas obras ilustran el libro, representa un payaso. "Nada mejor que eso para presentar cosas serias de forma digerible", agrega Álvarez. Y es que en el texto, adelanta, "hay humor para mofarnos hasta de nosotros mismos; la mejor opción en tiempos de crisis y degradación de vida y calidad democrática".

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