El parlamentario de IULV-CA por Cádiz, Ignacio García, ha lamentado este jueves "el tremendo impacto que supone para la flota pesquera andaluza y, muy especialmente, la barbateña" la decisión de que toda la flota española que faena en aguas gestionadas por Marruecos se haya visto obligada a retirarse de los caladeros de la zona, después de que Rabat les diera un ultimátum, en respuesta a la decisión del Parlamento Europeo de tumbar una prórroga provisional del acuerdo pesquero que permitía a los barcos europeos pescar en aguas marroquíes.

En una nota, IULV-CA ha exigido que "de inmediato se adopten las medidas sociales oportunas para paliar esta situación agravada muy especialmente en este tiempo sensible". Pero además, insiste el parlamentario de IULV-CA, en que "hay que plantearse muy serenamente la puesta en marcha de alternativas de empleo y económicas para poblaciones como Barbate. Algo de lo que se habla desde hace mucho, pero de lo que se ha fracasado rotundamente tanto por parte de la Junta de Andalucía como del Gobierno central".

"Conviene recordar tristemente —explica García— que ni la Junta ni el Gobierno central fueron capaces de conseguir un empleo fuera del mar para los superviviente del Nuevo Pepita Aurora".

En esta misma línea, el parlamentario García ha señalado que lo ocurrido demuestra el fracaso de la política española en relación a Marruecos y al tema saharaui. "Con Marruecos se ha hundido la cerviz hasta extremos humillantes haciéndole todo tipo de concesiones y lisonjas en lo económico y en lo político. Esto ha llevado a una actitud injusta y cruel con el pueblo saharaui al que los gobiernos españoles han traicionado sistemáticamente", ha subrayado.

Conviene recordar también que el Parlamento Europeo ha criticado el convenio vigente al resultar "sumamente ruinoso como consecuencia de las excesivas concesiones a Marruecos".

"Lo que ha ocurrido es una oportunidad para que España y la UE cambien definitivamente su política en el Magreb, se reconozca el derecho a la autodeterminación del pueblo saharaui y se ponga a Marruecos en su sitio comenzando por exigir el más escrupuloso respecto a los derechos humanos y por terminar con esas relaciones comerciales preferentes que sólo benefician a unas pocas familias del entorno real marroquí". "Al final la razón se impone y una vez más España se queda fuera de juego", finaliza García.