Todavía no ha acabado noviembre, pero las cenas navideñas ya están a la vuelta de la esquina. De hecho, la campaña de este año se ha adelantado más que nunca: este fin de semana ya hay reservas de grupos en restaurantes madrileños, según la asociación de hosteleros La Viña.

El motivo de este adelanto está en el largo puente de la Constitución. "Los compañeros de trabajo y grupos de amigos tienen más dificultades para coincidir en las fechas, debido a que muchos se cogerán vacaciones. Hay pocos fines de semana disponibles", explica una portavoz de los hosteleros.

Tradicionalmente, los compromisos navideños solían programarse a partir del segundo fin de semana de diciembre (sobre el día 10). Pero este año esas fechas coinciden con el final del puente, con lo que será más difícil cuadrar la disponibilidad de los comensales. Así, solo quedan dos opciones: el fin de semana que comienza hoy o el del 16 y 17 de diciembre.

Basándose en el número de peticiones de reserva recibidas por los restaurantes y salones madrileños, La Viña asegura que "las fechas más fuertes serán las del tercer fin de semana de diciembre, seguido de las jornadas de hoy y mañana (por este viernes y este sábado). "Antes tenían más días donde elegir, pero este año se concentrará todo en un par de semanas", según fuentes de La Viña.

Pese a todo, las reuniones para comer o cenar en vísperas de Navidad siguen sin levantar cabeza por culpa de la crisis. Antes de que comenzara el bache económico, en 2008, los madrileños llegaban a participar en más de tres cenas con sus compañeros de trabajo y diferentes grupos de amigos.

Ahora, la gente es más selectiva y participa en dos cenas a lo sumo: la obligada de carácter laboral y la de las amistades más cercanas. Esta reducción está haciendo daño a los hosteleros: según datos del sector, la celebración de reuniones navideñas ha caído cerca de un 20% respecto al inicio de la crisis y este año seguirán en esos mismos niveles.

Por otra parte, las empresas siguen ahorrándose el gasto en cenas colectivas. Ahora las dejan en manos de los propios trabajadores, que las organizan por su cuenta y las pagan de su bolsillo. En la campaña de este año, los precios oscilan entre 25 y 50 euros por cubierto. El año pasado costaban 30 euros como mínimo. Además, se han incorporado "menús anticrisis" para amortiguar la huida de clientes por la crisis.