En el mismo «he querido contar historias sencillas en las que la gente no se para a pensar», dice. «Si tengo inspiración me puedo pasar todo el día frente al ordenador o con los libros», explica la escritora, apasionada por la literatura de Pablo Neruda.

«Escribir es un desahogo para mí, y quizá sea el motor de mi vida», confiesa Maite. A través de la literatura «hago reflexiones sobre la vida y denuncias de una sociedad que veo falsa e hipócrita».

En este sentido, cree que para un discapacitado es mucho más difícil vivir en un pueblo que en la ciudad. Según ella, porque hay más barreras arquitectónicas y la gente tiene más prejuicios.

«Una vez recriminé a una persona que había aparcado ocupando la rampa por la que tenía que pasar y empezó a insultarme», dice.

«Tuve que dejar los estudios porque se metían conmigo y nadie quería ir en mi grupo cuando mandaban hacer trabajos», recuerda Maite. Eso sí, «me consuela que a Stephen Hawkins le pasara lo mismo», cuenta.

Aunque eso no es óbice para seguir luchando. Maite cuenta cómo estuvo aconsejando a otro discapacitado que leyera y cómo no le ha hecho caso y se pasa el día en casa viendo la televisión

«Hay que tener alguna ilusión en la vida para seguir adelante. La mía es presentar el libro que he escrito y que se quedará en la biblioteca municipal. Se ha hecho un sueño realidad», concluye.

49 páginas llenas de moralejas

El libro Te regalo un relato alhameño está lleno de experiencias personales de su autora, Maite Alcón. Recopila una serie de relatos con moraleja. Es el caso de la historia de un banco de su pueblo. «Paseaba con una amiga y nos íbamos a sentar cuando apareció una anciana que decía que en él sólo podía descansar ella desde hace once años», dice. «Nos fuimos, ya que ante las cosas sin explicación es mejor irse», añade.