El masaje tailandés quiere romper con su imagen sexual

  • Aunque en este país la prostitución es en teoría ilegal, los locales de venta de sexo proliferan con el beneplácito de las autoridades y bajo la apariencia de bares.
  • El gremio de masajistas no se oponen a los locales en los que se ejerce la prostitución, pero sí piden que eliminen los carteles con la palabra 'masaje'.
Una estudiante y su monitora masajean la mano de otra alumna en una escuela de Tailandia.
Una estudiante y su monitora masajean la mano de otra alumna en una escuela de Tailandia.
EFE
Una estudiante y su monitora masajean la mano de otra alumna en una escuela de Tailandia.

El gremio de masajistas de Tailandia quiere una ley que prohíba a los negocios dedicados a la prostitución, utilizar la palabra "masaje" como señuelo para ofrecer servicios sexuales. Aunque en este país la prostitución es en teoría ilegal, los locales de venta de sexo proliferan con el beneplácito de las autoridades y bajo la apariencia de bares y locales con variopintas etiquetas que anuncian el famoso masaje tailandés.

"El proyecto de ley lleva ya cuatro años en el Parlamento, pero tenemos confianza en que los diputados se pongan durante esta legislatura de acuerdo para regular el sector", dijo Serat Tangtrongchitr, director de la Escuela de Medicina Tradicional Tailandesa de Wat Po. Según Serat, muchos turistas buscan expresamente los prostíbulos encubiertos, pero también hay quien se confunde con estos locales, en apariencia idénticos con los establecimientos de masajes pero donde las chicas no son masajistas sino meretrices.

"No nos oponemos a los otros establecimientos de ocio y entretenimiento, pero no queremos que utilicen la palabra 'masaje' porque induce a la confusión", apuntó el director de esta escuela, una de las más reconocidas de Tailandia. La ley, según Serat, también permitirá proteger a las personas que se han formado para ser masajistas y que pueden terminar siendo explotadas en algún prostíbulo con fachada de establecimiento de masajes.

"Happy ending" (final feliz) es una conocida expresión utilizada en Tailandia para referirse a los servicios sexuales que algunas chicas ofrecen al cliente tras el masaje, mientras que otras modalidades son el masaje "cuerpo a cuerpo" o en el "jacuzzi".

Orígenes: s. XIII

Sin embargo, muchos tailandeses quieren preservar el viejo legado del masaje tailandés, una tradición terapéutica que forma parte de la medicina tradicional de los antiguos reinos tailandeses influida a lo largo de los siglos por las culturas india y china.

"La mayoría de la gente conoce el masaje tailandés como una relajación, pero también es una terapia que ayuda a mejorar la salud, sobre todo a prevenir dolores musculares", manifestó Serat, cuyo abuelo inició la escuela Wat Po en los años 50.

El tradicional masaje terapéutico tailandés se remonta al antiguo reino de Sukhothai, sobre el siglo XIII, y continuó en el de Ayutthaya, donde estuvo a punto de desaparecer tras la invasión de los birmanos en 1767. Cuando la capital del Reino de Siam se desplazó a Bangkok, los primeros monarcas de la actual dinastía Chakri decidieron esculpir en piedra los conocimientos de la medicina tradicional, incluidos los masajes, para preservarlos.

Con la llegada de la medicina convencional a principios del siglo XX, las autoridades y muchos tailandeses abandonaron en parte la medicina tradicional.

Escuelas

"En 1950, mi abuelo decidió crear la escuela ligada al templo Wat Po, donde se encuentran inscritas las piedras con las recetas de la medicina tradicional y el arte del masaje", explicó Serat.

El perímetro del famoso recinto acoge dos locales de masajes ligados a la escuela, mientras que los estudiantes, unos 7.000 tailandeses y 3.000 extranjeros al año, se forman en un edificio situado a escasos metros.

"La mayoría tiene alguna titulación y un curso de dos semanas les sirve para graduarse en masaje tailandés, mientras que al resto les sirve como contacto con la cultural tailandesa", afirmó el director de la escuela. En el presente, algunos hospitales han creado unidades de masajes tailandeses para ayudar a la recuperación de los pacientes y programas similares están en periodo de pruebas en Japón.

"Vine hace años a Tailandia y, tras una terapia de 20 horas de masaje, me curé de mis problemas urinarios y de la piel, ahora he vuelto para aprender", indicó Salima, una estudiante francesa en la escuela de Wat Po.

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