El registro desarrolla la conocida como ley de instrucciones previas o de testamento vital o de voluntad anticipada. La normativa se aprobó con los votos en solitario del PP en mayo del pasado año.

Mediante esta ley, cualquier madrileño mayor de edad y en plenitud de sus facultades puede expresar cómo desea que le trate la sanidad si su caso es irreversible.

Aunque se excluye la eutanasia activa o la sedación en cuidados paliativos y se deja en manos de los médicos abstenerse por motivos deontológicos.

Según explicó ayer el vicepresidente, Ignacio González, quienes deseen inscribir su última voluntad pueden hacerlo directamente en los hospitales mediante un documento escrito.