Los purés comerciales para los niños poseen un perfil nutricional semejante al de los purés caseros

Un estudio llevado a cabo por el Instituto de Nutrición Infantil Hero Baby, el Departamento de Tecnología de los Alimentos, Nutrición y Bromatología de la Universidad de Murcia (UMU) y el Servicio de Pediatría Hospital La Fe de Valencia, demuestra que tanto los purés para bebés caseros como los comerciales presentan un perfil nutricional muy similar y dentro de los rangos recomendados.

Un estudio llevado a cabo por el Instituto de Nutrición Infantil Hero Baby, el Departamento de Tecnología de los Alimentos, Nutrición y Bromatología de la Universidad de Murcia (UMU) y el Servicio de Pediatría Hospital La Fe de Valencia, demuestra que tanto los purés para bebés caseros como los comerciales presentan un perfil nutricional muy similar y dentro de los rangos recomendados.

A partir de los cuatro o seis meses, la lactancia materna no es suficiente para cubrir las necesidades nutricionales de un niño, por lo que se deben introducir alimentos suplementarios para aportar los nutrientes y energía que la leche o fórmulas infantiles no pueden proporcionar.

Desde los cinco o seis meses se comienzan a incluir en su dieta alimentos sólidos de forma progresiva y, entre este tipo de alimentos, los purés comerciales listos para el consumo, han cobrado una gran importancia debido al escaso tiempo del que disponen muchas familias para elaborar purés de forma casera.

En este sentido, la investigación impulsada por la UMU, el Hospital La Fe de Valencia y Hero compara el perfil nutricional de tres tipos diferentes de purés a base de carne de cordero, ternera y pollo de tres marcas comerciales diferentes con el de purés caseros, según fuentes del departamento de Promoción de la Investigación (Prinum), dependiente del Vicerrectorado de Investigación de la UMU, consultadas por Europa Press.

En función de los resultados obtenidos, la investigación afirma que "no existen diferencias relevantes en el perfil nutricional de purés elaborados de forma casera con respecto a los industriales en cuanto a su composición en macronutrientes, y que, estos últimos permiten un perfil en el producto acabado más controlado y homogéneo debido a su proceso de elaboración".

Los investigadores defienden que la variabilidad proteica observada puede deberse al empleo de distintas piezas cárnicas y a la cantidad añadida en la formulación. Con respecto al contenido en sodio, su presencia en los purés depende fundamentalmente de la formulación y de la sal añadida; así, en el caso de los purés caseros cabe destacar que existe un riesgo de sobrepasar las concentraciones de sodio recomendadas al adicionar este electrólito durante la elaboración. En cuanto al perfil lipídico, tanto los purés comerciales como los caseros presentan un patrón muy similar, predominando los ácidos grasos monoinsaturados, seguidos de los saturados y de los poliinsaturados.

Atendiendo a la formulación, se puede corroborar que algunas marcas comerciales refuerzan el contenido en ácido linoleico y linolénico con la incorporación de aceites de semillas.

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