El jurado, que había nominado a nueve trabajos para la final, entre los que había desde una agencia prematrimonial, hasta un supermercado 24 horas o un proyecto para cuidar personas mayores, se decantó al final por una empresa de comida casera a domicilio, un circuito de karts y un centro de ocio y aprendizaje para los niños.

«Yo tengo tres hijos», cuenta Pilar Callejón, que estudia un ciclo formativo de grado superior. «Y me encanta que puedan aprender mientras juegan. Por eso plantee la Casa de la Historia, para que los propios personajes les cuenten lo que sucedía en otras épocas». Pilar no descarta ejecutar el proyecto: «Tengo muchas ganas, es rentable y si me apoyan las administraciones me voy a animar. Tengo pensado hasta el sitio, Hornillos de Eresma», subraya.

Quienes también montarían su negocio de inmediato son Jorge Chamorro y Carlos Gigoso. Tienen 15 años y les vuelven locos los kart. «No nos queda otra que irnos a León o a Madrid. Aquí no hay. Hemos trabajado duro y económicamente es rentable», aseguran.

Lara Alonso y Sandra Postigo lo tienen menos claro. Primero prefieren estudiar y luego se decantan por las cámaras de televisión o el diseño de moda. Pero su idea no ha pasado desapercibida. «Aquí no hay casi oferta de comida tradicional a domicilio. Seguro que funcionaría».

Tu idea para un beneficio común

Siempre se ha dicho que lo fundamental para crear una buena empresa es poseer una buena idea. Por eso en el Ayuntamiento existe un banco de ideas y proyectos empresariales que se ceden a aquellos emprendedores que precisamente lo que les falta es imaginación. Esa base de datos se puede incrementar con los proyectos diseñados por los estudiantes, que han trabajado durante más de cinco meses. Eso sí, deben dar primero su permiso.