Violencia de género, caracteres irreconciliables, graves problemas de convivencia... Los Juzgados de Familia 10 y 3 son los encargados de dictaminar la utilización de este punto cuando los padres son incapaces de tener una relación normal entre ellos y el menor corre peligro.
«La realidad –afirma M.ª Paz Rodríguez, psicóloga del centro– es que estamos desbordados». Los casos se multiplican y hay 14 familias que tendrán que esperar unos cinco meses para poder utilizar estas instalaciones. Si a este retraso se le suma el trámite del divorcio, muchos padres después de la separación tardan años en volver a ver a sus hijos. El juez puede dictaminar que las visitas sean:
Abiertas: El niño es traído y llevado por sus padres, pero en horarios diferentes para que no se vean.
Tuteladas: Durante dos horas semanales el progenitor puede ver a su hijo en el centro bajo vigilancia.
Casos crónicos que duran 4 años
El perfil de ex cónyuges con problemas de relación es tan variado como divorcios hay. El único nexo en común es que los problemas son complicados de solucionar y no todos colaboran. «Algunos de los casos son crónicos y llevamos cuatro años trabajando con ellos –afirma la psicóloga–. Quizá sí habría que destacar que los padres suelen tener un nivel cultural y económico medio alto».
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