Ante la reducción de las partidas presupuestarias de la Generalitat catalana y el Gobierno central, los ayuntamientos juegan con su capacidad fiscal aumentando o rebajando impuestos y creando nuevos tributos para incrementar sus recursos.

En L’Hospitalet de Llobregat, por ejemplo, se introducirá una tasa de 40 euros por tener un perro potencialmente peligroso. Se pagará cada cinco años, coincidiendo con la renovación del permiso. El consistorio ha decidido, además, cobrar 150 euros a las parejas que deseen casarse en el Palauet Can Boixeres para mantener el edificio noucentista. También deberán pagar entre 100 y 200 euros aquellas parejas que quieran casarse en el Salón de Plenos de Lleida, un servicio por el que en Manresa se cobrarán 100 euros. La Paeria también exigirá 120 euros por cada análisis de sangre que se practique a las personas que hayan dado positivo en el control de alcoholemia.

Sant Cugat del Vallès introducirá tres nuevos tributos que gravarán el alcantarillado (impuesto que ya se aplica en gran parte del área metropolitana), el cableado aéreo o los servicios especiales que realice la Policía Municipal para las empresas, como cortar el tráfico para el rodaje de anuncios. Precisamente, esta tasa se encarecerá en Manresa, donde también aumentará la tarifa que deben abonar las paradas de los mercados ambulantes. Mataró, por su parte, creará un tributo para recoger vehículos abandonados y de permanencia en el depósito municipal, entre otros.

No todo serán subidas ya que algunos consistorios premiarán a los buenos ciudadanos. En Barcelona, por ejemplo, las áreas verdes serán gratuitas para los vecinos que no hayan sido multados el último año. En Viladecans y Girona, se compensará el esfuerzo por instalar placas solares térmicas y usar el centro de reciclaje, respectivamente. Además, las familias monoparentales y las numerosas, así como las que perciben rentas bajas, podrán beneficiarse de bonificaciones que, en algunos casos, aumentarán igual que los descuentos para emprendedores y empresarios.

Muchos consistorios subirán el Impuesto sobre Bienes Inmuebles (IBI) –Mataró vivirá uno de los mayores incrementos, del 32%, igual que Tossa de Mar, con una subida del 54%– y para compensarlo rebajarán el valor catastral. Sant Cugat y L’Hospitalet lo harán al revés, y en Barcelona y Cunit se congelará el IBI. En la mayoría de municipios, el Índice de Precios de Consumo (IPC) marcará la subida (del 3%) del resto de tasas y precios públicos, como la recogida de basura, las guarderías, el transporte urbano y escolar, cementerios. En otros, se congelará la subida.