Jung Han Kim, el paisaje de un conductor en San Francisco

  • El artista de origen coreano y residente en la ciudad californiana retrata las calles por las que pasa a diario.
  • "Mis pinturas están entre el fotorrealismo y el minimalismo. Me atrae la intensidad de uno y la sensación de calma del otro".
  • Las escenas transcurren tras la luna de un coche, a veces mojada por la lluvia, que permite a Kim recrear el efecto de las gotas sobre el cristal.
Uno de los óleos de la intersección de calles más retratada por el artista
Uno de los óleos de la intersección de calles más retratada por el artista
Jung Han Kim
Uno de los óleos de la intersección de calles más retratada por el artista

"Mis pinturas están entre el fotorrealismo y el minimalismo. Me atrae la intensidad de uno y la sensación de calma del otro".

Jung Han Kim (Seúl-Corea del Sur, 1968) vive en San Francisco (EE.UU), en el barrio de Sunset, una zona residencial, neblinosa y fría. La emblemática ciudad californiana, la reina de los microclimas, no funciona con la lógica mundial: cuanto más cerca vivas del Océano Pacífico, más frío pasarás y más pronto irá a visitarte la niebla marina.

Dibuja calles con la mirada subjetiva del conductor de un coche. La selección de los lugares es sencilla. Kim es un amante del momento congelado, del paisaje cotidiano: "Son los escenarios que me rodean, las calles por las que paso a diario. Quiero hacer estudios sobre cómo las percibo en el momento en que las pinto".

Las catenarias del trolebús, los coches ante las casas bajas, los postes telefónicos y el océano de fondo están retratados con esmerado detallismo, siempre bajo la luna del vehículo, a veces mojada, que sirve al pintor para emborronar los motivos en un cuidadoso ejercicio de agilidad, imitando las trayectoria caprichosa de las gotas de agua.

Fijación por la unión de dos calles

Aunque ha dibujado diferentes paisajes de la ciudad siempre con la misma perspectiva frontal, dedica una serie a la intersección entre la calle Noriega y la avenida 39. "Por algún motivo, desde que me mudé con mi familia al vecindario en 2009 he estado pintando ese lugar", dice con cierto misterio.

Niega que los escenarios tiendan a ser solitarios. A pesar de la escasez de figuras humanas, Kim defiende la vida de los elementos inmóviles: "veo las calles llenas de formas, colores, atmósferas y mucho más".

En cada uno de sus "momentos en el tiempo" el afán es documental. Además de crear la imagen personal de cada escenario para comprobar más tarde el cambio que ha sufrido su propio punto de vista, Kim quiere dibujar un catálogo callejero de su vida cotidiana en San Francisco con la captura de detalles tan mundanos como un cambio de negocio, el clima, los modelos de coche o el crecimiento de los árboles.

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