El testimonio de un acusado de violencia de género permite condenarle pese a que su mujer no quiso declarar

La Audiencia de Cantabria rechaza que una patada a la mujer pueda deberse a una "broma"

El testimonio de un acusado por un delito de violencia de género ha permitido que se le declara culpable y se le imponga condena, pese a que su mujer no quiso declarar en su contra en ningún momento, circunstancia que en otros juicios ha provocado la absolución de procesados por estos delitos.

En este caso, J.S.V. es condenado por la Audiencia de Cantabria a nueve meses y un día de prisión y se le prohíbe acercarse o intentar comunicar con su ex pareja durante dos años, por unos hechos que sucedieron en octubre de 2010.

Entonces, el condenado mantuvo una discusión con su pareja, a quien, de repente, propinó una patada, lo que hizo que ella llamara a la Policía.

En el juicio, celebrado en primera instancia en el Juzgado de lo Penal número 5 de Santander, y previamente en su declaración ante la Policía, J.S.V. admitió que le dio un "empujón con el pie" a su esposa, que estaba agachada y de espaldas, y que ella llamó a la Policía por que se "enfadó".

Pero esta agresión era "en bromas", trató de justificar el procesado, en lo que para la Sección Tercera de la Audiencia Provincial constituye el reconocimiento de un "hecho agresivo" en un "contexto agresivo", el de una discusión.

Para este órgano, "no es de recibo que un hombre trate de justificar una patada propinada a su esposa cuando todos los elementos apuntan a que esa patada no se propinó precisamente para hacer una gracia", según expresa el magistrado y presidente de la Sala, Agustín Alonso.

Y dado que hubo una discusión y que hombre, según admitió, había bebido "seis medias de cerveza", le propinó una patada, algo que "no tiene nada de gracioso" y "está muy lejos de ser una broma", convirtiéndose un maltrato penado por la ley.

Ese testimonio basta para condenarle en un proceso en el que o bien no se contó con testigos, o bien el principal, la mujer agredida, no quiso declarar.

Los policías que acudieron al lugar no vieron los hechos, sino las consecuencias, por lo que su declaración se consideró prueba indirecta.

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