Padres de Marta acogen con "cautela" la primera sesión y ven "importante" que declare Piedrabuena

La plataforma 'Marta del Castillo' ha puesto la nota de ambiente en una primera jornada donde la expectación levantada fue progresiva

Los padres de la joven sevillana Marta del Castillo, cuyo caso se ha comenzado a juzgar este lunes en la Audiencia Provincial de Sevilla, han acogido con "cautela" la primera sesión del juicio, dado que "hoy no ha habido ninguna novedad". Asimismo, han calificado de "importante" la declaración del comisario jefe de la Brigada Provincial de Policía Judicial del Cuerpo Nacional de Policía, Manuel Piedrabuena, que ha sido solicitada por su representación jurídica al considerar que puede aportar una visión "conjunta" de lo sucedido.

En declaraciones a los periodistas, la madre de la menor, Eva Casanueva, ha explicado que los familiares, que no pueden entrar en la sala hasta que no se produzca su declaración como testigos, "nos hemos enterado más por los medios que otra cosa". "Lo que nos ha ido llegando ha sido al final, cuando ha venido el abogado a hablar con nosotros", ha indicado, remitiéndose en este sentido para una valoración más amplia a la sesión de este martes, donde se prevén las audiciones de las escuchas telefónicas.

Por su parte, el padre de Marta, Antonio del Castillo, ha expuesto su perplejidad por el hecho de que inicialmente se descartara la declaración de Piedrabuena, "cuando identifiqué la ventana de Miguel Carcaño junto a él, siendo la autoridad que confirma que no me equivoqué". Respecto a un posible cruce con los acusados en el caso, ha especificado que "hemos estado apartados y aislados de todo".

Tras sus declaraciones iniciales, en las que señalaba que la familia había hecho un "acto de fe" y no descartaba un nuevo cambio de versión del principal acusado, Miguel Carcaño, el abuelo de Marta, José Antonio Casanueva, ha calificado de "tranquila" la primera jornada del proceso judicial.

"Cada parte ha hecho sus peticiones, aunque se han registrado algunas contradicciones", ha indicado Casanueva, que ha recordado que, al margen de la declaración de Piedrabuena, también se ha solicitado que comparezcan algunos testigos más, entre ellos el presidente de la comunidad de propietarios de León XIII. Asimismo, ha añadido, sobre el juicio, que "esperamos poco, pero siempre confiamos en la Justicia y en que se vengan abajo". No obstante, ha agregado, "de Carcaño no espero nada, es una alimaña".

El abuelo de la joven recibió varias muestras de apoyo ciudadano por parte de personas cuya presencia tras las vallas del espacio delimitado para los periodistas avanzaba progresivamente conforme transcurría la mañana, pues de las escasas personas que había a primera hora se pasó a en torno a medio centenar al mediodía, con varias decenas de miembros de la plataforma 'Marta del Castillo' —y de simpatizantes de otras causas— a las puertas de los juzgados. La masa humana se dispersó a las 13,00 horas, cuando el juicio ya había sido suspendido.

Fueron estas personas las que dieron la principal nota de ambiente a un lugar fuertemente custodiado por la Policía Nacional y la Guardia Civil, cuerpo que ha procedido a introducir —al filo de las 10,00, hora de comienzo del juicio— y, posteriormente, sacar del edificio de la Audiencia —13,10— a Miguel Carcaño, único de los acusados que permanece en prisión, en un furgón. SAMUEL,

Custodiado por una docena de policías

'Queremos justicia', 'Todos somos Marta' o 'Que la encuentren' eran algunas de las consignas que el colectivo proclamaba, y que subieron de tono cuando a las 12,38 horas, casi veinte minutos después de la suspensión, el hermano de Carcaño, Francisco Javier Delgado, y su pareja, María García, que habían sido los acusados más madrugadores en llegar, lo fueron también a la hora de irse, en medio de una nube de periodistas y rodeados por acusaciones a voz en grito, como 'asesinos' o 'cadena perpetua'.

Se fueron en un vehículo de color negro, que se detuvo en las inmediaciones de la estación del tranvía, el mismo lugar donde, diez minutos después, Samuel Benítez cogía un taxi rodeado por una docena de policías nacionales —su rostro expresaba una gran tensión y miedo por su integridad física— que evitaron que las increpaciones que algunos ciudadanos le dirigieron desde muy cerca —y a las que respondió, ya desde el vehículo, con un gesto obsceno— pasaran a mayores.

Todos ellos salieron por la puerta delantera de la Audiencia, al contrario que los padres de Marta, que a las 13,00 horas salían por detrás entre aplausos, gritos de ánimo y una sofocante masa humana que buscaba sus primeras valoraciones del juicio iniciado.

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